“Hay jóvenes viejos”

Salvador Allende

En estos días supuestas “caras nuevas” expresan sus ambiciones políticas desde una de las alas del mismo partido colonial-asimilista, el PPD.   Pablo José Hernández Rivera, nieto del colonialista Rafael Hernández Colón, anunció su aspiración a postularse para Comisionado Residente. 

Ese puesto político en particular representa crudamente lo indigno, la mentira de la colonia, pues ser comisionado es pura decoración, sin voto real en el congreso del imperio.  Es verdaderamente un espejismo, una manipulación del gobierno de Estados Unidos, al que los del PPD y PNP se han prestado, para sostener la mentira del “gobierno propio”. Bajo una colonia no puede existir gobierno propio como tampoco democracia real.

Otra supuesta “cara joven”, que expresó sus aspiraciones políticas, fue el hijo de Héctor Ferrer.  Su principal credencial fue aprovecharse de la muerte de su padre, como capital político, para elegirse a la Cámara de Representantes. 

Ambos representando una institución (PPD) que fachada de un gobierno propio. Hoy esa verdad es más patente que nunca, donde la Junta de Control Fiscal, en alianza con el tribunal de quiebra de los Estados Unidos que nos invade, que nos ocupa, es quien decide sobre las legislaciones que se implementan en nuestra nación.

Ahora esto de las caras nuevas, no es nuevo.  Recordemos a los colonialistas Ricardo Roselló, Manuel Natal, Carmen (Yulin) Cruz, entre otros todos presentados y mercadeados como caras nuevas, y todos igual de colonialistas y anacrónicos como el colonialismo.

Sin embargo, al escuchar sus opiniones y posturas, son la contradicción de lo nuevo.  Osada e insolente mentira y profunda contradicción.  Sus caras nuevas, pero su malsana defensa de la colonia, del ELA hace tiempo peina canas.  Y es una poca vergüenza que se pavoneen por defender, la indigna situación colonial de Puerto Rico.  Vergüenza ajena provoca el escuchar que, en nuestra nación, estos dos señores tengan la insolencia de defender la colonia y todas las estructuras e instituciones coloniales que impuso los Estados Unidos sobre nuestra nación.  “Son jóvenes viejos”, con añejos y podridos discursos de impotencia, cobardía, y servilismo colonial.

Ahora esto no es nuevo, esa misma racionalidad de presentar “viejos y fracasados postulados” como nuevos ocurre con la ola de propuestas para dizque enfrentar las consecuencias del colonialismo en Puerto Rico, desde la gentrificación hasta la explotación económica, la pobreza y la austeridad que le imponen al pueblo.  Eso de diseminar la idea de que desde la colonia se puede poner en orden la economía y que hay que acabar con la “dependencia de Puerto Rico”, es más viejo que el frío.  Es un viejo discurso colonial, es el revivir la consigna muñocista de “nuevos caminos para viejos objetivos”. 

Ocurre los mismo con la insistencia de algunos crear el espejismo de que siendo “inclusivos”, validando la anexión-estadidad y la libre asociación (cuando son la continuación de la colonia), no es inmovilismo, negando la objetiva realidad de que solo luchando y defendiendo la Independencia Nacional se puede ser anticolonialista.  Lo demás son cuentos de caminos. 

Si vamos a derrocar la colonia, lo que necesitamos es valentía, organización, militancia y lucha directa contra el causante real del colonialismo, los Estados Unidos.  Sean nuevas caras o viejas caras lo que requerimos son puertorriqueñas y puertorriqueños con un nuevo proyecto de país, de justicia social, desprendimiento, amor patrio y defender la Independencia Nacional.

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