La deuda Odiosa

Por: José Nicolás Medina Fuentes

Cuando se abren espacios, como en las treguas o en la división de los mandos deuda kikeadversarios, se supone que los fuerzas contrarias en disputa hagan reajustes en sus estrategias. En el berenjenal borinqueño no hay estrategias, mucha improvisación y sobre todo marchar a la cola, muchos colonialistas y sectores “contestatarios” a la rabiza de los poderosos. Veremos a ver si desde la trinchera del patriotismo y sectores contestatarios se entierra de una vez y por siempre la campaña de la auditoría monga de la deuda que tanta confusión ha causado y que ha llevado en los hechos a solidificar la legitimidad de la Junta de Control y la ley Promesa al sostener su premisa de que la deuda impagable la causó la mini oligarquía criolla y los capataces territoriales del bipartidismo, empleados del imperio y que está llevando a que sea el pueblo de la isla quien le pague a los acreedores. Es hora de montar un coro amplio, grande, convergente, de todos los sectores desde el lado puertorriqueño, de que la deuda colonial de Puerto Rico es injusta, odiosa colonial, responsabilidad de la potencia colonial, del gobierno federal: en las cortes, en la denuncia, en la calle, en la diáspora, en la organización política y en los reclamos de descolonización que lleven la noción de que deuda odiosa colonial y descolonización van unidas como el oxígeno y el hidrógeno para formar una ola descolonizadora y reparadora de agravios.

Hay que entender. Una cosa es una campaña para luchar contra la corrupción, mejorar la administración pública, otra cosa es la lucha contra la deuda odiosa colonial, contra los acreedores de la deuda pública y la metrópolis. La deuda es odiosa colonial, es responsabilidad del único soberano que ha autorizado tomar prestado a base de su entera fe y crédito, que emana de las leyes federales orgánicas, desde la ley Foraker, para subsidiar fuertes, construcciones, infraestructuras necesarias para el capital foráneo expandir su actividad, expatriar sus ganancias billonarias sin tributar aquí y hasta para pagarle los gastos a la misma Junta de Control. Anualmente el capital foráneo ha expatriado $36 billones anuales de ganancias netas sin pagar tributos en Puerto Rico pero pagando cerca de $12 billones anuales en contribuciones al Tesoro Federal, que en 10 años ha significado $360 billones de ganancias netas expatriadas y más de $120 billones de tributos al Tesoro Federal, se llevan más de lo que traen, subsidio al gobierno federal y demás estados. Cualquier país quiebra, esa ha sido causa primaria de la quiebra y de la deuda odiosa: la explotación del enclave colonial avalado por el sistema jurídico y político del único soberano para beneficio del capital foráneo. Hay que señalar que debe ser el soberano federal quien tiene que pagarle a los acreedores. Hay que reagruparse y cambiar el enfoque de la campaña.

En el 1898 bajo España no existía deuda pública (Marxuach). La deuda pública comenzó y se autorizó en la Ley Foraker (1900) (7%) y el margen aumentó con las demás leyes federales orgánicas posteriores (10% con triple excension en la Ley Jones (1917), luego tope aparte a las corporaciones públicas (enmienda a la Ley Jones 1938), que siguió en la Ley 600 y en 1962 se enmendó por ley federal a un tope de 15%. Es aprovechar cualquier rendija o espacio para reenfocar la lucha anticolonial contra la deuda, no es esperar que el cambio de enfoque venga desde el lado del bipartidismo norteamericano, es reagrupar y llevar un mensaje unificado anticolonial sobre la deuda desde el lado puertorriqueño. Si los sectores más alertas puertorriqueños no entienden esto, impondrán como ya han comenzado con Cofina la solución haitiana de la deuda. La solución a la deuda odiosa colonial es la solución cubana de la deuda impuesta a España en el Tratado de Paris: que resolvió que las deudas coloniales son responsabilidad de la metrópolis. Había una deuda cubana porque Cuba estaba insurrecta y se había creado una deuda enorme por el soberano español y EE UU impuso en los protocolos de las negociaciones del Tratado de Paris que la deuda territorial colonial pública cubana le correspondía al Tesoro español. En una relación colonial el aparato colonial no tiene vida propia, es parte del engranaje soberano imperial. La relación real en el préstamo es acreedores-metrópolis, esa es la solución cubana de la deuda. No puede ser pueblo colonizado-acreedores.

Hay una marcha en ciernes, la consigna central debería ser la deuda odiosa colonial es responsabilidad del gobierno federal, la oposición a la Junta de Control sigue pero es una continuación de la lucha contra el colonialismo, la ley Promesa y la Junta de Control es una lucha contra la forma de control colonial, que continúa de otra manera para obligar al pueblo a pagar la deuda.

Si no nos metemos eso entre cuero y carne nos llevarán a la ruina eterna y habrá que seguir reclamando la nulidad de los acuerdos con los acreedores. Pero para reclamar la nulidad posterior, como habrá que hacer con los acuerdos de Cofina y los que vendrán , tendremos que tener clara desde ahora la visión anticolonial antes expuesta. No puede haber un récord adverso previo de los sectores contestatarios que la deuda impagable vino del bipartidismo criollo. Quien no entienda esta política imprescindible anticolonial no debe opinar, debe ser responsable, no improvisar, solo un irresponsable mayor difunde posturas que costarán la solvencia y la pobreza eterna a nuestro pueblo.

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