La Crisis Puertorriqueña y los «dos proyectos»: ¿Hacia un Nuevo Congreso Pro Independencia o Frente de Salvación?

América LatinaPuerto Rico / Por César J. Pérez Lizasuain

Hemos rechazado ahora una vez más, por medio de este Congreso representativo de la opinión puertorriqueña, toda forma de status político que no consagre la personalidad internacional de Puerto Rico, y rehusamos, por tanto, firmemente, toda medida de carácter anexionista o absorbente, ya que ello conduciría a la nacionalidad puertorriqueña y a la anulación de su derecho a la soberanía.

-Congreso Pro Independencia, Proclama de 1943

El que siga buen camino tendrá sillas peligrosas que lo inviten a parar.

-Silvio Rodríguez

Recientemente, el Movimiento Ñin Negrón (MÑN) publicó una reflexión titulada “Dos proyectos: El verdadero dilema de Puerto Rico”, invitándonos a pensar y actuar con seriedad el momento histórico que vivimos. Para ello, sostiene este movimiento, es necesario romper con las respuestas y alternativas ilusorias para enfrentar las crecientes y violentas contradicciones del régimen de dependencia colonial. “La retórica política en Puerto Rico – dice el MÑN – a menudo presenta diversas supuestas «alternativas» a la situación actual, incluyendo la independencia, la anexión (estadidad) y la libre asociación. Sin embargo, esta pluralidad de opciones es una ilusión que oculta la realidad fundamental del colonialismo”. Para el MÑN la crisis estructural del régimen colonial – y la amenaza existencial que esta representa para un Puerto Rico que ya se nos presenta sin puertorriqueños – deja al descubierto los únicos dos proyectos posibles: la colonia o la independencia. O lo que vendría ser lo mismo: la independencia como la única alternativa que constituiría un campo de lucha para resistir, evitar nuestra desaparición, abrirnos al mundo y reconstruir el país.

No se trata simplemente de escoger entre dos narrativas políticas, sino que también será necesario que superemos “las sillas que nos inviten a sentar”, particularmente en una fase de nuestra historia en la que coinciden 3 elementos: 1) intensificación de la violencia política y económica a manos del Congreso y Casa Blanca; aumento sostenido y registrado de puertorriqueños que abrazan, ya sea por simpatía o por abierta militancia, la independencia; y 3) la crisis bidimensional estadounidense que se manifiesta internamente – con profundas fisuras morales y culturales – y geoestratégica/geopolíticamente. Ahora bien, ¿cuáles son estas sillas? Se trata de una amalgama de simulacros: grupos y organizaciones del llamado tercer sector o la sociedad civil enchufadas en las sillas que se nos presentan bajo la forma de financiamientos y otros privilegios; el dogma de pensar en el centro del espectro político como el único referente posible para hacer política; el cortoplacismo y el posibilismo marcado, sobre todo hoy, por la política electoral, que le ha impedido a nuestro movimiento de liberación nacional realizar un análisis concreto de la situación concreta; la tendencia creciente de algunos sectores en el independentismo puertorriqueño que insisten en “alternativas” o proyectos que ilusoriamente buscarían meramente administrar la crisis puertorriqueña con una serie de reformas; otros sectores que buscan arrimar la brasa y dejarse seducir por el oportunismo del Partido Demócrata, desde su ala centrista hasta de su mal llamada izquierda (socialdemócratas como AOC o Mamdani que, al igual que Bernie Sanders, solo representan la otra cara de la moneda del America First). En fin, el momento exige claridad y discernimiento; esto es, diría el filósofo Alain Badiou, saber reconocer la situación concreta mientras evitamos quedarnos prendados o enganchados en meros simulacros que detienen, fragmentan y dispersan la energía social. “Perder tiempo y recursos debatiendo las variaciones del proyecto colonial es contraproducente para la causa de la soberanía”, dice el MÑN. O nos quedamos sentados bajo la falsa ilusión de poder administrar la crisis, o asumimos la iniciativa de construir un proyecto colectivo – el discernimiento es siempre un acto colectivo – capaz de quebrantar el régimen colonial. “Perder tiempo y recursos debatiendo las variaciones del proyecto colonial es contraproducente para la causa de la soberanía”, sentencia el MÑN.

¿Qué hacer? La propuesta, planteada por el MÑN, es la siguiente: “Para los puertorriqueños que creen en la independencia necesaria y la justicia social, nuestra misión en este momento histórico debe ser clara y enfocada: Educar: Clarificar el verdadero dilema de los dos proyectos y desmantelar los mitos de las opciones coloniales. Integrar y Movilizar: Atraer a la mayoría decente, trabajadora y honesta de nuestro pueblo al proyecto de la independencia”.

Esta propuesta debe leerse a la luz de la fase actual del régimen colonial y de sus contradicciones, una etapa que considero como la fase superior del colonialismo, en la que las tensiones acumuladas de crisis irresueltas durante décadas se vuelven insostenibles. El dilema real no es entre partidos ni entre estilos de gestión pública; es entre dos proyectos antagónicos: el que naturaliza la subordinación colonial y gestiona su decadencia, y el que busca organizar una salida histórica mediante la convergencia de fuerzas sociales diversas que aspiren a la independencia.

¿Cómo ejecutar el qué hacer, el acto colectivo de discernimiento y la orientación táctica que requiere la situación concreta? ¿Cómo organizar la voluntad colectiva para diseñar el andamiaje que haga posible la educación, integración y movilización de un renovado movimiento de liberación nacional? Acá retomo la propuesta de Filiberto Ojeda Ríos (FOR) para la creación de un Frente Popular de Salvación Nacional como “la base de un proceso descolonizador que – dice FOR – desde lo inmediato se proyecta a lo nacional”. Se trata de un “esfuerzo por integrar en una alternativa de trabajo solidario, no partidario y no sectario las diferentes luchas de carácter reivindicativo que lleva a cabo el pueblo a través del territorio nacional y en la propia metrópoli para enfrentarse al régimen de dominación y opresión que prevalece en Puerto Rico. Es un reconocimiento a la continuidad histórica de los sectores populares por asegurar su sobrevivencia, aunque dicha continuidad no sea percibida ni reconocida por distintos sectores políticos”, sostiene FOR. También se podría tratar de un Tercer Congreso Pro Independencia. Reconozco las diferencias entre estas propuestas, pero ambas figuras apuntan al mismo núcleo: un espacio donde, de forma permanente, donde confluyan sectores sociales, comunitarios, sindicales, intelectuales, culturales y políticos de diversas tendencias en el independentismo (conservadores, liberales e izquierda) que entiendan que esta coyuntura requiere un proyecto colectivo enfocado “exclusivamente en el proyecto de la independencia”, como ha sugerido el MÑN.

Desde mi perspectiva, ese Frente o Congreso tendría, al menos, cuatro tareas fundamentales.

  1. La primera es alcanzar una lectura común del momento, no superficial ni coyuntural, sino estructural. Un diagnóstico claro de que estamos ante la fase superior del colonialismo, caracterizada por contradicciones cada vez más abiertas entre las necesidades vitales del país y el andamiaje de poder que nos ahoga. Se trata de reconocer que no vivimos un simple desajuste administrativo, sino una crisis terminal del régimen colonial y de su incapacidad estructural para garantizar la vida, la estabilidad, el bienestar y el futuro. Estamos desapareciendo.
  2. La segunda está muy relacionada con la primera. Ese Congreso o Frente debe también comprender la fase actual del imperialismo estadounidense y la crisis que atraviesa su sociedad. La crisis puertorriqueña está intrínsecamente ligada a la del imperio, aunque nuestra contradicción principal – entiéndase, el principal determinante de nuestros respectivos problemas – sea muy distinta de la de Estados Unidos. En nuestro caso, debemos asumir la crisis estadounidense como una oportunidad política. Una oportunidad para replantear nuestra relación con la metrópolis justo cuando su hegemonía atraviesa fracturas visibles y su estado de descomposición interna quizás nos permita abrir algunas puertas. Si hay un momento para pensar en alternativas, es este, como lo ha estado haciendo la agrupación política Plan B Independencia.
  3. La tercera tarea es articular un mínimo de tácticas y estrategias comunes, generadas desde los 78 municipios (partiendo del principio filibertista de participación popular y de la metodología del Congreso Pro Independencia en 1943). No hay proyecto que se presente como alternativa a la actual crisis sin un plan colectivo para organizar la voluntad y el poder social. Debemos aceptar que la actualidad presenta una importante ausencia de liderazgo político.
  4. La cuarta tarea, una vez alcanzado cierto nivel de organización, consiste en plantear la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente, tal como la que proponía Pedro Albizu Campos.

La propuesta del MÑN no es un gesto más dentro del ruido y la parafernalia política diseñada por empresas de relaciones públicas a la que se arrastra parte del liderato actual del independentismo. Es un llamado a superar la inmovilidad, a dejar atrás las sillas que invitan a parar y a reconocer que el país necesita un espacio común donde confluyan nuestras mejores capacidades. Un espacio que organice un conjunto de entendidos mínimos.

Hoy, más que nunca, hay unas condiciones materiales y subjetivas – además de una necesidad apremiante por la ausencia de liderazgo – que planteen la posibilidad de ese Frente de Salvación Nacional, ese Tercer Congreso Pro Independencia, o, desde mi punto de vista, un híbrido entre ambas propuestas. Pero lo necesitamos ya porque la historia no espera. Y las sillas, como nos ha enseñado nuestra historia, particularmente las lecciones que podríamos extraer de la década de 1940, si uno no las supera, terminan por convertirse en un eterno y asfixiante presente.

Tomado de vitalpolitik.com


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2 comentarios en “La Crisis Puertorriqueña y los «dos proyectos»: ¿Hacia un Nuevo Congreso Pro Independencia o Frente de Salvación?

  1. Pingback: La Crisis Puertorriqueña y los «dos proyectos»: ¿Hacia un Nuevo Congreso Pro Independencia o Frente de Salvación? – Nueva Pensamiento Crítico

  2. Esta dicotomía ha tenido diversos nombres a través de la historia. Unos le llamaron radicalismo versus reformismo, Albizu Campos «la suprema definición o yankis o puertorriqueños» y hoy es la colonia o la independencia. De cualquier forma, es la continuidad de la lucha. El compañero le de en la nariz al problema y es una buena propuesta. Se trata de reunir fuerzas para concretar un proyecto en un momento de crisis imperial. Concurro de que hay que aprovechar esta ventana al futuro.

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