Por Reynaldo Morales

Sigo la geopolítica por pura afición al tema y por eso el Profesor Howard Zinn hablaba de hacer sentido del mundo en que vivimos y si es necesario usarlo como guía de la acción. Es simple, es querer saber qué hacer, ante los eventos que acontecen día a día en “nuestra querida, contaminada y única nave espacial” (gracias, Walter Martínez) en la que viajamos juntos, al discernir cuál debe ser el rumbo correcto. Mi enfoque es de carácter material en donde múltiples variables operan. Busco atar asuntos, aunque parezcan distantes, en la lucha de los principales actores. Por eso, trataré de hacer un resumen de por dónde van los tiros en la batalla de los poderosos.
En casi todos los asuntos medulares de geopolítica priman los intereses materiales.
Entre los intereses materiales se imponen los de clase. Si bien la lucha es entre
potencias económicas, en última instancia los intereses de cada nación están en su
mayoría definidos por la clase dominante. Los politólogos realistas no niegan el
aspecto material, pero se ciñen a la idea de que es el poder lo que le alcanza seguridad
material como si se tratara de un instinto. Yo difiero porque lo gregario no nos obliga a
ser exclusivistas, se puede superar y buscar la seguridad material de todos. Total, los
humanos emergemos de sociedades comunitarias.
Hay dos frentes importantes donde chocan los dos bloques principales. De un lado el
llamado occidente (agregando Australia y Nueva Zelanda como partes de la comunidad
británica), con su G7, la OTAN y la Unión Europea. Del otro lado está el Sur Global con
sus organizaciones; los BRIC+, los No Alineados, la SCO, la ASEAN, EAEU y la
CELAC. Aquí hay actores principales que reconocer. De un lado Estados Unidos,
Inglaterra y Francia con los socios menores y del otro están China y Rusia con sus
socios menores y en ambos casos, muchos de estos socios son muy importantes.
Los frentes de enfrentamiento son el económico y el otro militar. Dentro de los económicos están los recursos energéticos y la tecnología. El control de los recursos estratégicos y el dominio de los adelantos tecnológicos son campos importantes. Son tan importantes que provocaron el cambio de política militar en Ucrania.
En esta última semana los Estados Unidos vuelven con una nueva propuesta para terminar
la guerra de Ucrania. Hay que tener presentes que los intereses armamentistas son un
grupo de poder importante en Estados Unidos. Entre los cabilderos del sector industrial
de armas y los cabilderos de Israel, prácticamente deciden la política exterior de
Washington. Es tan evidente que el tradicional lobby del petróleo ya va en segundo
lugar y busca aliarse al emergente lobby de la tecnología (Silicon Valley). El presidente
Trump echó mano del joven senador J D Vance para asegurar ese apoyo de las 7
hermanas (Apple, Microsoft, Nvidia, Amazon, Google (Alphabet), Meta (Facebook), y Tesla).
Estos quieren desligar a Estados Unidos de la guerra en Ucrania para
concentrar esfuerzos y dominar a China en tecnología y controlar ese mercado.
Dentro de ese entramado de fuerzas existen elementos de controversia que obligan a
ambos bandos sopesar sus actuaciones. Por ejemplo, China, es un mastodonte
industrial y ahora tecnológico. A su vez es productor muy integral, es decir su cadena
de suministros es la que menos depende de otras economías para producir. Mientras
Estados Unidos y países Europeos no tienen economías fuertemente integrales como
China. Muchos dependen de suministros claves producidos por China y uno de ellos es
el Departamento de la Defensa de Estados Unidos. Las tierras raras es un ejemplo de
dominio Chino a nivel mundial. Los paneles solares, la energía eólica, la construcción
de barcos, la producción de vehículos eléctricos y lo último en plantas nucleares de
sales de thorium, son algunos de los campos en donde la China domina a occidente.
De modo que para Estados Unidos es importante romper el dominio Chino si quiere
mantener su sitial de primera potencia mundial. Para eso no escatiman en poner en
juego sus esquemas de chantaje para utilizar los mercados de Europa, América Latina,
África e inclusive el Asia, para obtener mecanismos de presión. Ellos han empezado
por utilizar las tarifas sobre todo el mundo como su principal mecanismo de extorsión
con doble propósito. Primero apuntalar su endeble industria de manufactura y segundo
desconectar a China y Rusia principalmente de esos mercados. La Unión Europea es
la punta de lanza contra Rusia y también China. A estos le cortaron la compra directa
de gas natural en un 90% y también el petróleo de Rusia. A eso se le sumaron
suspensión de vuelos sobre territorio europeo, puertos, viajes y visas de todo lo que
sea ruso.
Claro, China también está castigada por apoyar a Rusia y por producir mucho y
además venderles más barato los vehículos eléctricos. Estados Unidos les ha pedido
que no les den acceso a los productos Huawei y de paso le solicitó a los Países Bajos
que se apropien de la fábrica de chips Nexperia y casi infarta toda la industria de
automóviles europeos. A estas alturas es difícil prescindir de China porque es el
principal socio de negocios del 70% de los países del mundo. El propio Estados Unidos
ha descubierto cuan grande es su dependencia de este socio. Han llegado al colmo de
pedirle a los chinos que se dejen chantajear y que no les hagan trampa.
Volviendo al caso de Rusia es preciso señalar que la última propuesta de “paz” de
Estados Unidos ha enfrentado mucha resistencia no por parte de Rusia sino de Europa
y grupos de poder de Estados Unidos. El periodista Tucker Carlson apunta a los
medios Wall Street Journal y The New York Post, como los voceros de estos grupos de
poder. Para esos grupos tanto la guerra en Ucrania como en Gaza y así como la
invasión de Venezuela (que puede ir más allá de Venezuela), son objetivos
indispensables en la política exterior para extender el poder y dominio sobre sus recursos con exclusión de sus rivales en ese mercado. Para mí que la amenaza de invasión a Venezuela es parte de la presión para obligar a Rusia en la negociación de paz en Ucrania.
Veamos porque no es posible dentro de este marco de la propuesta de los 28 puntos
conseguir un acuerdo con los rusos. Primero, Zelenski y su grupo no lo apoyan ni
siquiera bajo las amenazas de acusaciones de corrupción. Eso provocó una estampida
dentro de sus colaboradores, pero se mantuvo gracias al apoyo de líderes europeos
que algunos analistas piensan que están atados a los demócratas de Biden. Ese dinero
que se filtró de la guerra a otros lugares puede llegar hasta muy cerca de Washington
lo cual no es ilógico de pensar mirando esquemas anteriores como el de las cripto
divisas y las del propio hijo de Biden. Si se concretara ese acuerdo los líderes europeos
serán el hazme reír de sus pueblos pues su liderato está montado sobre la campaña
anti rusa.
Claro, la paz de los 28 puntos son un cambio de nombre al cese al fuego. Como los
rusos no se sientan a llegar acuerdos sobre cese al fuego y exigen que sea sobre la
paz no queda más remedio para los que se oponen a esa guerra que proponer la paz y
eso pasa por reconocer la integración de esos territorios como parte de Rusia porque
están habitados por ciudadanos rusos. Además, deben concretarse las demandas de
reducción de fuerzas ucranianas y mantener fuera de Ucrania la intervención militar de
la OTAN en cualquier forma. La propuesta exige 600 mil y los europeos quieren 800
mil. Si la operación rusa continúa es probable que no lleguen a 200 mil contando los
policías y otros cuerpos castrenses. Total, primero deben ver a cuantos quieren
mantener y si los chavos dan.
No ven que Rusia todavía no ha dicho si acepta la propuesta. Pero en todo caso, la
prisa es por la realidad de que los rusos avanzan sobre las últimas ciudades más
importantes que le quedan por recobrar en el Donbas. En este mes cayeron Kupyansk y
Prokov y están en proceso Siversky Konstantinovka. Así las cosas, solo restan dos
ciudades importantes en Donetsk, la capital de provincia de Zaporizhia y la capital de
provincia de Jersón. La situación es desesperante para la OTAN.
Hay posibilidades de mayores evoluciones en las luchas políticas en los países
latinoamericanos, como Bolivia, Perú y Ecuador que continúan asomando sus cabezas.
Rodrigo Paz está perdiendo el apellido en Bolivia con su vicepresidente Lara. A Noboa
en Ecuador le propinaron un duro revés en el referéndum de reforma constitucional. En
Perú la cosa está que arde con el congreso golpista. Mientras más se empecinan en
meter preso a Castillo Terrones más se rebela el pueblo. En Chile se le derechizo el
pueblo porque el presidente Boric fracasó en redactar una nueva constitución y en
hacerle justicia a los estudiantes, los trabajadores y al pueblo mapuche. La candidata
Jara no convence a las masas de su comunismo a pesar de lo muy convencido que
está la derecha pinochetista de Katz. Los centristas gauchos de Argentina celebraron
muy pronto la caída de Miley que los vapuleó en las legislativas. Hay que tener un plan
alterno porque no basta con decir que el chico es narco y corrupto, y ya dejen de
ser falsos predicadores de moral.
Por lo pronto se puede decir que hay dos enfrentados en el gabinete de Trump y esos
son Vance y Rubio. Esos dos tienen muchos asesores que son sus alfiles en cada
escaramuza entre ambos y los dos se perfilan como candidatos presidenciales.
Mientras en este mundo convulso se avecinan cambios en el balance de fuerzas.
Veremos cómo los pueblos se posicionan frente a los eventos que sus líderes
protagonizan para ver a quienes siguen y a quienes se rebelan.
Descubre más desde Movimiento Ñin Negrón
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.