Sin lugar a dudas la inmensa mayoría de los boricuas estamos hastiados y molestos con jota de los atropellos y negligencia que ha causado la privatización de la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, en nuestra nación invadida y ocupada ilegalmente desde  1898.

Las dos compañías de “calibre mundial”, han demostrado su clara dimensión de incompetentes, saqueadores de los recursos monetarios que generan con sus pagos la clase trabajadora puertorriqueña. Claro con la complicidad de los ineptos administradores coloniales, cumpliendo con las órdenes de sus amos, el gobierno estadounidense. 

Ahora nos quieren imponer una clara agenda de destrucción ambiental, al perpetuar el uso de combustibles fósiles y de energía nuclear como las principales formas de generar energía eléctrica, “para devolver estabilidad al sistema eléctrico”, nos dicen. Lo que no dicen es que inestabilidad es causada por la destrucción sistemática, constante y continua, adrede, para crear las condiciones que “normalicen la privatización”.    ESO NO LO VAMOS A PERMITIR. VAMOS A UTILIZAR TODAS LAS ACCIONES A LA MANO PARA DETENER LA AGENDA DE LUCRO Y DESTRUCCIÓN AMBIENTAL QUE TRAERÍA ESTE GIRO NEOLIBERAL-PRIVATIZADOR DE LA POLÍTICA ENERGÉTICA DE PUERTO RICO.

Ante este escenario, el Partido Independentista Puertorriqueño, ha presentado un proyecto de ley en la legislatura colonial, buscando crear una  estructura pública despolitizada, democratizada, que administraría desde la perspectiva de que acceso a la energía eléctrica es un derecho humano y que esté guiada para que nuestro pueblo tenga acceso estable, a la energía eléctrica. Desgraciadamente, mezquinamente, los legisladores anexionistas que tienen total control de la legislatura colonial, bajo un proceso de descargue de piezas legislativas, donde no hay debate, ni vistas públicas sobre la misma, descartaron la propuesta del PIP sin considerarla, sin darle oportunidad de ser escuchada. 

No  hay  sorpresa en su acción, el cinismo e hipocresía es su norma. “La mejor forma de hablar es actuar”, nos afirmó sabiamente el Apóstol José Martí, y aquí hablaron clarito los anexionistas . Estos siempre han estado del lado de los que te joden cada día con los apagones y se roban hasta los clavos de la cruz. Estos están al lado de los cangrimanes que quieren seguir chupando y chupando dinero, para enriquecerse ellos y sus amigos del alma. Ahora están tirando la bola para validar la energía nuclear, a pesar de que en este archipiélago, sería un suicidio ambiental y para todo ser humano. Ellos han hablado claro y preciso, su lealtad es con LUMA, con Genera, con New fortress, con las corporaciones dueñas de los combustibles fósiles que agravarán el calentamiento global y destruirán nuestro ambiente.

¿Qué nos queda? La lucha en la calle. Hay que actuar y organizar, enfrentar en toda
dimensión a estos corruptos y criminales ambientales del pueblo.  Enfrentar a estos que quieren destruir el sistema eléctrico nacional para validar la privatización, que les permite robar los dineros del pueblo. Siendo parte de su agenda, de un Puerto Rico sin puertorriqueños. 

Pero no podemos quitarnos, y como en guerra avisada no hay traición, no vamos a ceder,  vamos a luchar. Gente, pueblo, hay que defendernos, hay que organizar… Si queremos una política energética, para el pueblo y por el pueblo, la vamos a tener que luchar y sacar del medio a la colonia, a los administradores coloniales y ejercer en plenitud los poderes políticos que nos permitan implementar una política energética, montada sobre la sustentabilidad, la congruencia con las condiciones geográficas, geológicas, ecológicas y ambientales de nuestro archipiélago nacional. Los anexionistas (los estadolibristas son iguales y han sido cómplices de la privatización de la AEE) han hablado claro, ahora le toca al pueblo a las organizaciones que defienden al pueblo, a las comunidades, vamos a derrocarlos, a desterrarlos. La lucha es en las calles, con organización, integrando, con táctica y estrategia para recuperar un servicio esencial. Ellos hablaron, ahora nos toca al pueblo hablar.