Por Reynaldo Morales

El título es un planteamiento directo a la controversia que hoy se debate en Puerto Rico gracias a un grupo de puertorriqueños que pensaron fuera del paradigma de las
manoseadas soluciones democráticas que se cree deben dictar la forma y la secuencia de cómo lograr la independencia. La primera tesis es precisamente esa que niega el contexto del “proceso democrático” como condición sine qua non (del
latín; “condición sin la cual”) para acceder a la independencia.
Y por eso es indudablemente cierto que el primer argumento tenía que ser el de acusar y señalar al coloniaje de antidemocrático y de ilegal. Es decir, la independencia no debe ser el resultado de un habeas corpus, porque precisamente se parte de la premisa de que no existe autoridad legal ni moral que justifique la privación de la libertad a un pueblo. Por eso el derecho internacional reconoce hasta el uso de las armas para lograr la independencia. De modo que quien decide luchar por la independencia escoge su método.
Yo concurro con los 12 compañeros del Plan B para lograr la independencia, y su
propuesta que está resumida en los 19 puntos que reseño el Lcdo. Carlos Rivera Lugo, en un artículo publicado en Claridad (leales a Juan y a César) el 11 de marzo de
2025. Ese artículo, junto con la Orden Ejecutiva a favor de la independencia, deben ser discutidas y analizadas a través de todos los medios posibles reiteradamente. De igual forma debe promocionarse la discusión y la difusión del plan económico para la independencia de la Dra. Martha Quiñones, que no tiene pérdida.
Nadie viene obligado a concurrir en todos los aspectos sino no cree en el método o en los objetivos de una o todas las propuestas incluidas, por ejemplo, los partidarios de que la clase obrera que postulan que esa es la que debe dirigir y ser la beneficiada de esas propuestas. PUES BIEN, que lo planteen y hagan sus propuestas, expongan sus ideas y diseñan la solución. Ahora bien, deben dejar claro si eso se va a hacer para construir la independencia o para reacondicionar la colonia. Yo lo que busco es lograr la independencia como un objetivo revolucionario en sí mismo. Como Fidel, que respaldo el bolivarianismo y el sandinismo, porque la etiqueta no hace la cosa y el fin es darle el poder al pueblo. Eso lo hace justo y revolucionario. Los desposeídos son más que una sola clase y esa clase es la que yo respaldo.
Otra razón para respaldar esta propuesta que asume nuestro problema colonial como uno simultáneo con la otra parte, el
colonizador. Nos deja entender que la independencia ofrece soluciones que benefician a ambas naciones y esa orden ejecutiva les propone que tomen esa iniciativa. Precisamente el debate hoy en Estados Unidos es ver cómo pueden salvar ese modelo agotado de crecimiento a costa del endeudamiento sin límites desde fines de los años 70. Es un modelo que agotó sus posibilidades y desarrolló sus propios males por ser esencialmente parasitario y que desindustrializa su país (Ver Killing the Host: Michael Hudson, Economista financiero e historiador).
Hoy buscan, a través de medidas antipáticas para con sus socios de
negocios, reindustrializar la nación para devolverle puestos de trabajo a sus
constituyentes manteniendo las exenciones contributivas a las ganancias de capital
y deteniendo la espiral del endeudamiento sin que se dispare la inflación, la depreciación del dólar más allá de un 30%, y que se mantenga como la
moneda de intercambio comercial y la vez como la preferida opción de reserva para la mayoría de los países. Esas metas hoy son muy ambiciosas y mientras más
se derrumben sus pretensiones a nivel global más atractiva será la orden ejecutiva para otorgarnos la independencia.
Volviendo a los méritos o deméritos de la Orden Ejecutiva, veo positivo que la
propuesta exija el traspaso de todos los poderes en un lapso de dos años, el
desconocimiento de la deuda, la inviabilidad de la estadidad por ser un acto ilícito y de la libre asociación por no ser desde la independencia mediante tratado. Ya en la
independencia, se propone hacer primero una constituyente para fundar las bases de la nueva nación que le otorgue los poderes, deberes y derechos que viabilicen la patria nueva. No discrepo de los proponentes de que se le pida al presidente que lo haga mediante una orden ejecutiva porque esa es una prerrogativa del cargo. El amo puede dejar en libertad al esclavizado.
En el pasado yo he propuesto que sea mediante una resolución aprobada por
simple mayoría desde nuestra asamblea legislativa y se exija el reconocimiento de
nuestro derecho a la independencia. Eso se puede añadir al Plan B y dejar de lado ese proceso largo de asambleas de estatus, vistas y resoluciones congresionales y
referéndums con propuestas para que ellos en el Congreso concurran o no. Ese
Congreso es un nido de estafadores y extorsionadores de oficio y nadie se debe llamar a engaño. Si no los exponemos ante el mundo para que reconozcan nuestra
independencia, no lo harán a menos que quieran limpiar su falsa imagen de defensores de las soberanías pequeñas. Sí, somos insignificantes en tamaño, pero así son las piedritas en el zapato y como joden.
Bueno, ya sea que se lo dejemos saber en una sugerencia de orden ejecutiva o
por resolución legislativa, la forma de darle significado a la inevitabilidad de la
independencia es reconociendo dos hechos inescapables en estos momentos; los Estados Unidos entra en una fuerte recesión inducida por sus propias políticas de
endeudamiento y Puerto Rico se va a hundir aún más si no sale de la cárcel colonial.
En Puerto Rico los economistas más serios y activos de la colonia están en el Centro
para la Nueva Economía (CNE) y creo que están predicando en el desierto. Sus
propuestas de desarrollo giran en torno al uso de las transferencias federales para la
recuperación, tras el huracán María y del COVID 19, de manera racional para levantar áreas de manufactura e infraestructura que puedan atraer inversiones. Pero eso cae en oídos sordos y el almanaque me da la razón. Además, esa clase política está preñada de neoliberalismo rentista y si las propuestas no se parecen a las de la ley 60, no tienen apoyo. Fíjense que cuando el gobierno colonial otorga sueldos escandalosos no ofende a la Junta, digo, para ofrecer botón de muestra. Antes de hacer propuestas estudien la historia sobre el colonialismo y decidan si esta es, o no, una colonia, digo, si aún tienen dudas.
No perderían nada con estudiar el plan de Martha Quiñones y hacer sus contribuciones al mismo y, además, eso solo les daría la oportunidad de hacerse escuchar. Pero lo más importante deberá ser expresarse sobre el plan de Martha en comparación con sus mejores propuestas de desarrollo económico “colonial” dentro de estas circunstancias. Yo dudo que los economistas se formen para desarrollar colonias, aunque muchos economistas crean que el mercado opera en el vacío político. Y si así fuera, entonces la realidad debe ser una mejor maestra. Tengan ese reto de medirse con el Plan Económico de Martha y eviten decir que ahí se suponen muchas cosas porque la ciencia de economía lo supone todo. Ah, que las transferencias son muy especulativas, pues muestre su propuesta sin transferencias y aporte sus ideas que es seguro que las vamos a considerar seriamente. No conozco de otros que puedan estar más interesados en sus ideas de cómo desarrollar a Puerto Rico.
De lo que yo conozco sobre informes de la Junta de “Destrucción” Fiscal, no habido
crecimiento económico hasta hoy y el desarrollo como producto de la distopia de un
gobierno colonial fiscalmente responsable existe solo en los sueños acolchonados de
sus sueldos de lujo. Están perpetuando la permanencia de sus privilegios a través de la ineficiencia de los gobiernos coloniales amarrándose a la economía del imperio
decadente.
Solo nos mantiene a flote la persistencia de las medianas y pequeñas empresas
locales. Las proyecciones de crecimiento del producto interno bruto real a base del año 2016 que fue de 82.8 trillones se situó en el último año 2022 en 81.3 gracias a 9.9
billones de las transferencias federales adicionales post María y del COVID 19, según
el informe de la JSF de 2023. Asumiendo que se estabilizan esas transferencias
adicionales, en 10 billones al menos por año, se proyecta que el producto interno bruto real continuará bajando hasta el 80.5% en el 2025. “Piedad, Señor piedad para mi pobre pueblo”. La colonia ya está entubada y en intensivo.
Más allá de mantener la mano estirada y el ofrecimiento de exenciones contributivas, aquí no hay otra cosa sobre la que descanse nuestro futuro económico colonial. Por eso la independencia pasará de ser una necesidad a ser una inevitable.
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