La lucha es sin descanso

Por Reynaldo Morales

Yo suscribo el artículo DEL MEMORANDO A LO ILUSORIO, por Manuel-de-J.
González de febrero 20, 2025, publicado en el semanario Claridad. Todos los
independentistas debemos apoyar a Claridad y también al diario El Post Antillano, del
compañero Daniel Nina. Ese artículo no tiene pérdida. A mí me hicieron llegar el
supuesto escrito que vaga por los pasillos de la Casa Blanca para disponer de Puerto
Rico. Es una propuesta de otorgar a Puerto Rico la independencia o la libre asociación,
según lo prefieran los puertorriqueños. No pongo en duda su existencia ni las
intenciones del periodista Javier Hernández, de informar sobre el asunto, que claro, es
de interés para los que continuamos en una vida de lucha.

Yo había advertido que entre los que apoyaban al presidente Trump, ya uno había
manifestado públicamente que estaba en favor de la idea de darle la independencia a
Puerto Rico (Coronel retirado Douglas Mcgregor), por razones políticas y para limitar el
gasto del gobierno. Ven en las transferencias de fondos a Puerto Rico, una forma de
enriquecer los grandes intereses, a costa del presupuesto federal y más aumento en
la deuda federal. Son ideas que pueden ser simpáticas a sus seguidores e interesantes
a los que promueven adelgazar el gobierno.

Se puede decir que en Estados Unidos hay un enfrentamiento entre los que creen en el
dominio imperial y los que sostienen que es muy caro mantenerlo. Obviamente, los que
defienden el imperio trasladan los costos a los contribuyentes y las ganancias se las
llevan discretamente los grandes consorcios de distribución de bienes, energía y
banca. El riesgo que ven los que se oponen al imperio caro es la amenaza al dólar que
sirve de instrumento de dominio si se sigue la lógica de endeudar al tesoro, porque ya
les cuesta un trillón cada pago a los bonistas. Pero la independencia de Puerto Rico no
es la única fuente de “despilfarro” de dólares.

El artículo de Manuel advierte de que a los principales intereses no les agradaría la idea de la independencia de Puerto Rico. No es que bajo la independencia no puedan tener
espacios, sino control. No es poco lo que el congreso les da de garantías a esos
capitales y Manuel menciona algunos como el acta Jones para marina mercante, los
aeropuertos y el mercado cautivo para sus productos. Todos elementos del andamiaje
jurídico de la colonia.

Por cierto, no somos los únicos que comentamos el acontecer político y hay algunos
que lo hacen a diario con muy buenos datos y entre esos está la abogada Alejandra
Lúgaro. Ella presenta a diario segmentos por YouTube donde comenta las noticias más
relevantes. Según Lúgaro, sus comentarios están siempre basados en datos
“corroborados”. Quizás para distanciarse de aquellos que no los tienen. Un dato que no contienen sus comentarios, muy atinados en muchos casos, es que Puerto Rico es una
colonia. Para ella el problema es si en Puerto Rico, el gobierno o la gobernadora, están
haciendo lo correcto o no.

Eso me recuerda que para Hegel la parte más concreta e inmediata es lo abstracto
porque me oculta el todo que es lo más concreto. Como ver la hoja abstrae al bosque.
Por eso para Marx la mercancía abstrae la verdadera problemática de las
contradicciones de clase entre el dueño del medio de producción y el trabajador.
Por ejemplo, la señora Lúgaro habló de cómo en el servicio eléctrico se dobla el tiempo
de los apagones y además, del aumento dramático de estos incidentes. Acusa a la
gobernadora de renunciar a su promesa para con LUMA, denuncia la propuesta del
aumento en la factura para Junio frente al mal servicio y de cómo es cómplice la Junta
de Control (no supervisión) Fiscal. Bueno con todo y sus números y gráficas, pero
sigue sin decir que esto es una colonia. Se nos impone la Junta, la privatización, el
proveedor, el combustible, el transporte y no se puede mencionar la palabra colonia.
Como en la canción ¿Qué será? del brasileño Chico Buarque que la compuso en
tiempos de la dictadura y eso que la canción no dice que será es la libertad. Claro,
como muchos aquí que piensan que este problema político y económico nuestro es un
asunto enigmático porque no se puede decir la palabra colonial delante del imperio.
Aquí los problemas no son la gobernadora, ni el Congreso ni la Junta o LUMA o
GENERA, sino la falta de poder para actuar en defensa de nuestros intereses e
identificar aquello que los limita o los niega. Porque eso es lo que permanece. Por eso
de nada sirve el buen análisis de Lúgaro, de que es ilusorio y contradictorio el plan de
la gobernadora de desarrollar a Puerto Rico cuando a quienes más afecta el plan
tarifario de Trump es a los propios inversores porque en Estados Unidos el peso de las
tarifas también recaen sobre los materiales de importación de la materia prima. Peor
aún cuando China les niega acceso a los más importantes materiales críticos en la
industria de alta tecnología (y eso lo agrego yo).

Si no decimos que en la independencia eso se puede lograr, fracasamos. Porque desde
ahí podríamos relacionarnos con quien quiera invertir y ofrecerles ese talento, además
un mercado libre de tarifas impuestas por otro y con las condiciones que nos beneficien
y permitan nuestro desarrollo de alta calidad como el que promueve la Iniciativa de la
Franja y la Ruta de China. Pudiéramos acceder a fuentes alternas de energía fuera del
mercado gringo, materiales estratégicos, tecnología de punta, entrar ya al mercado de
autos eléctricos, tener fuentes de financiamiento sin amarras ni las políticas
depredadoras de occidente y tener un mercado de medicinas fuera del cerco de la FDA
gringa y libres de la marina mercante más cara. Todo eso que ahora no tenemos
gracias al cerco legal colonial.

Da pena escuchar economistas, como escuché a uno con Bianca Gralau, hablar de que
había espacio para el desarrollo en la colonia y además pensar que la solución es más
cooperativismo. Yo soy el primero que creo que el cooperativismo es democratizar el
ingreso y, además, debemos llevar la democracia al centro de trabajo que es una
dictadura del dueño de la industria o empresa, donde se pasa la mayor parte del tiempo
durante la semana. Pero no hay espacio verdadero en la colonia para desarrollo
económico porque no es fin del colonizador y aquí no tienes ni siquiera poder para
decidir ni el espacio que ocupas sin permiso del Congreso. Como es cierto que si al
imperio les va mal a nosotros nos va ir peor y eso es como una ley de la física.
Es imposible, solo con el cooperativismo o fondos federales especiales, desarrollar de
forma significativa una realidad económica que impide la industrialización y que ya se
desmanteló en la gran mayoría y por ahí están los edificios vacíos. Esto es ahora un
mercado de lavar ganancias de unos millonarios a través de esquemas legales. ¿Si eso
daña el mercado inmobiliario porque lo “distorsiona” (eufemismo de la profesión para
no decir que lo encarece) entonces no va a encarecer todo ese rentismo el mercado de
empleo, el de energía y de todos los otros factores que hacen posible la inversión en
industria? El análisis de Lúgaro, que no es economista, es mucho mejor.

Debemos ir a las redes y crear medios y aportar nuestro análisis y nuestra información
además de apoyar los que ya están establecidos. Para acabar con el colonialismo y
para impedir que soluciones coloniales que prolonguen esta situación de indefensión
continúen, tenemos que alzar la voz y por donde se oiga más fuerte.


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