Por Reynaldo Morales

Hay una cumbre de paz que precisamente culmina hoy. No parece que vayan a
suscribir una resolución por unanimidad. Esa es una nota que decepcionará al gobierno
de Estados Unidos, pero es culpa de Jake Sullivan (que puede ser el hijo de “Herman
Monster”) que telegrafió el golpe cuando le dio las gracias a Suiza por auspiciar la
conferencia, con al menos 100 países, que respaldan el acuerdo de paz que propone
Ucrania. El presidente Petro de Colombia abandonó el lugar, en medio de la
conferencia, muy decepcionado. Otros invitados no asistieron y muchos enviaron
funcionarios de bajo rango solo para hacer el quórum. Ni por lo menos así, se
construyó el consenso deseado para presionar y condenar a Rusia. Añade que los
principales presidentes miembros del BRICS hicieron claro que no participarán por
razones obvias.
El presidente Putin lanzó su plan de paz en la víspera de la cumbre en Suiza. Les robó
el tiro como se dice en atletismo. Las primeras reacciones de total rechazo eran casi
obligadas. Algunos miembros de la unión europea y la OTAN (NATO por sus siglas en
inglés) lo tomaron con un grano de sal y solo expresaron que esa oferta de paz no era
sincera. Un alto diplomático negociador de Rusia respondió que esa oferta puede no
parecerse a la próxima porque puede incluir como primera demanda la “rendición
incondicional de Kiev”. Ciertamente esta oferta, aunque se puede parecer mucho, no es
igual a la de Estambul en 2022. Las nuevas regiones que participaron del referéndum
están consideradas como parte de Rusia tanto como las que proclamaron su
independencia en el 2014, Donetsk y Luhansk. Contra esto se proclama que Rusia
invade territorio de Ucrania y solo puede haber restitución. Rusia les citó el caso de
Kosovo y la desintegración de Yugoslavia.
Miremos más allá de la legalidad porque ella se acogerá a los términos de paz que en
su día se acuerden. ¿Porque se celebra esta cumbre de paz luego de tres años de
guerra? Se pudo celebrar un año atrás o cuando se logró el borrador de Estambul.
Para entonces, en occidente, dominaba la creencia de que se podría conseguir lastimar
a Rusia, con sanciones, desgastar su fuerzas militares y forjar una coalición que
obligaría a desalojar al presidente Putin del poder por cualquier vía. Esas esperanzas
hoy están abandonadas y esa es la primera lección. La segunda vino de la oficina
presidencial de Zelenski que pronosticó una segunda cumbre dónde Rusia podría estar
invitada, quien sabe si por aclamación popular. Recordemos que esa fue la excusa más
ofrecida por quienes no participaron de la primera.
No es fácil de admitir para occidente, pero es de suponer que algunas conversaciones
deben estar en curso. Las consecuencias de tres años de guerra son obvias. Europa sufreeconómicamente una enormidad. Despegarse del recurso energético más conveniente
ha sido devastador. Primero, los neoliberales europeos insistieron en desautorizar los
contratos con gas ruso a largo plazo de precio fijo por los llamados de “Spot Market”
(precio actual del mercado) que ofrecen precios fluctuantes que podrían ser más bajos y
así hacer lugar para el gas licuado de Estados Unidos. Como eso no funcionaba mejor
que los contratos entonces aparece el Nord Stream II que podía abaratar aún más el
precio de los contratos a largo plazo. Eso derramó la copa para que el gobierno
norteamericano, empujado por petroleras y atraído por el complejo militar industrial, se
embarca en aventuras peligrosas y así llegamos a la guerra necesaria en Ucrania.
Estados Unidos no podía dejar de ser suministrador de gas a Europa después de tanta
inversión en el “fracking”.
Pero como si les faltara interés material para retener a toda Ucrania, ahora el Senador
Lindsey Graham acaba de decir que allí hay de 10 a 12 trillones de dólares en
minerales que no deben estar en manos de los rusos y de los ucranianos por sí solos
tampoco, añado yo. Pero el gobierno estadounidense sabe, por algún resquicio de
razón, que es muy peligroso tener tantos flancos abiertos a un mismo tiempo. Añada
que, según sus medios y los partidos de mayoría, su mayor enemigo es China. En eso
hay consenso y es deseable, si quiere que Europa, Japón, Canadá y Corea del Sur, se
mantengan como sus aliados, que no se desgasten tanto con sus sanciones a Rusia,
porque con China también a la misma vez sería demasiado y no sería atractivo ni real
para ellos tanto sacrificio. De modo que hay que escoger entre este cese al fuego y la
rendición incondicional poco más tarde de Kiev. Son los resultados predecibles.
Hay dos escenarios reales después de Putin. El primero es que siga el mismo
movimiento y que lo suceda Dimitri Medvedev que ya ha sido presidente anteriormente
o que vuelvan los comunistas al poder, que son la segunda fuerza política. Ninguno
ofrece un escenario más razonable que Vladimir Putin y primero lo saben los rusos que
lo votaron con más fuerza esta vez y luego el departamento de estado gringo que no
son tan pendejos como parecen.
Tener frentes en Siria, Iraq e Israel, y amenazar a Irán, así como mantener un pie en el
Sahel africano y otro en Taiwán, requiere de muchos recursos. Y quieren añadir a
Armenia y Georgia para colmar la copa, pero existen los incondicionales como los
británicos, las repúblicas bálticas (los chihuahuas), los polacos y los franceses. Para
reforzar el frente se une el chapulín patagónico de Milei. Es por lo que la oferta rusa no
es tan descabellada.
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