Por Reynaldo Morales

En vano se trata de tergiversar y justificar más de 100 años de coloniaje. Que si nosotros somos vagos, que no queremos trabajar, que nos gusta el “mantengo”, que nos gusta “el guame” y en fin cualquier otro adjetivo que sirva para explicar porque luego de más de cien años los habitantes de esta isla estamos mucho más atrás que los homólogos del perro. Se han añadido a la lista de las excusas que nosotros tenemos muchos pillos y políticos corruptos. En fin, que si los populares y que si los “nuevo” progresistas y si llegan otros también roban. Olvídense de todo eso y también del dichoso estatus, es el colonialismo. La colonia es sobre todo, dependencia económica.
Siempre que se busca explicar lo que sucede en el presente hay que hacer un poco de historia. Como en los accidentes de auto, hay que explicar que paso antes de chocar para saber quien tiene la razón. Todos sabemos que fuimos colonia primero de España y sobre eso no hay discusión. España explotaba a Puerto Rico como a todas las otras colonias en Latinoamérica. Les impuso su autoridad y las obligaba a tener comercio con España, a entregar sus riquezas y a pagar tributo. También es quien les vendía sus productos y les prohibía comerciar entre ellas sin su aprobación ni con otra colonia de otra potencia colonial o país. Procuraba obtener las ventajas del comercio y se aseguraba que no pudiesen beneficiarse sus colonias. Quería que pensaran que sin España no podrían sostenerse. A pesar del primitivo sistema feudal y mercantilista, España gozó por varios siglos de las ventajas de esa explotación por medio de la fuerza de la corona (gobierno monárquico).
No es muy distinto en el resultado lo que sucede bajo Estados Unidos para Puerto Rico. Seguimos bajo un régimen colonial que supone una imposición de su gobierno y sus leyes sumado a un sistema de explotación que favorece a su mercado y capitales. Se invadió la isla, se ocupó militarmente y se justificó la permanencia con las consabidas excusas de proteger y brindar las bondades de una sociedad desarrollada a personas que no estaban capacitadas para tener un gobierno propio (self government). Desde entonces se tomaron las medidas para darle a sus grandes intereses esas ventajas y privilegios. Una de esas medidas legales tenía la misión de cambiar la moneda. Esa fue una de los primeros abusos mediante la legalidad para empobrecer y arrebatarle las tierras a los puertorriqueños. Se cambiaron los reales por los dólares razón 3 por 1. Se enmendaron leyes del código civil y se aprobaron otras de puro calco de otras leyes en los estados y hasta los modelos de gobiernos de otros territorios donde ya habían ensayado la usurpación mediante esquemas legales. Hasta el día de hoy con su ley Promesa eso es lo que hacen.
No se les hubiese hecho tan fácil sin la colaboración de los lacayos usuales del imperio. Algunos so color de protegernos de algo peor se prestaron para facilitarles el despojo y la explotación. Esos viven del expolio de nuestro pueblo bajo todas las formas en que se forjó esa explotación y se autoproclaman como los defensores de nuestro bienestar, nuestro progreso material y hasta de nuestras “libertades”. Defienden sobre todo esas transferencias de fondos federales como hazañas jamás conseguidas y desde luego debido a sus buenas relaciones con los superpoderosos congresistas norteamericanos. Nadie como ellos para conocer mejor los pasillos de Washington y quienes son los verdaderamente generosos con los nunca olvidados puertorriqueños. La verdad es que esos eunucos políticos liliputienses no deciden ni hacen nada importante por Puerto Rico. Eso lo mendigan en los pasillos de Washington.
Nos impusieron el dólar, la ciudadanía de los esclavizados, la marina mercante, sus visas para poder viajar, comprar o vender bajo sus tratados e importar a través de sus aduanas. Todo comercio bajo sus leyes y su cláusula de comercio que expone a una pequeña economía a competir con un coloso. Todavía hay gente que se atreven a decir que eso solo representa un reto para nuestro ingenio. Es que el diseño de tener colonias es para expandir el poderío militar y económico. Es para que facilite el tener un lugar donde hacer una economía dependiente para beneficio y crecimiento de sus capitales.
Si tuviésemos más ventajas que un estado de la unión no cabría ni un alma en esta isla. Pero como con todo territorio desde tiempos de los sumerios hasta hoy donde se práctica el dominio de un pueblo sobre otro, se termina por expulsar al invasor o se desaparece. Unos mueren y los otros se van. Aquí ya son más los que han huido de la pobreza y la falta de oportunidad que los que quedan.
La dependencia económica radica en este corral legal y no en las transferencias de sustento a las víctimas de esta explotación. Es la imposición de sus leyes en la compra de medicinas que tienen que ser aprobadas por su FDA, las comunicaciones por sus FCC, sus leyes transporte aéreo, las aduanas, el cuerpo de ingenieros y todas las otras que disponen para toda actividad comercial. Por eso lo que se puede traer del exterior cuando se viaja es una taza y un llavero.
Ni sueñe con hacer negocios fuera de ese corral legal. Es por eso por lo que los capitales locales se mantienen como parásitos de ese sistema de explotación. Los grandes tenedores de terrenos y capitales locales desaparecieron. Hasta nuestros grandes y pequeños comerciantes. No quedan ni tienditas en nuestros barrios. Hay que ir a sus grandes cadenas de tiendas, de farmacias, de restaurantes y de hoteles. No se permite otro juego de azar que sus casinos. Cero bolita, cero gallos y cero quinielas. De agricultura nos queda algo gracias al café.
Por mucho tiempo no se nos permitía fabricar bebidas. Echaron al suelo nuestra industria cárnica y ahora que no hay ganado para los mataderos. La carne fresca no puede ser protegida y nos invaden con todos sus productos baratos de importación. Es un mercado indefenso.
Para colmo nos congelan los salarios, expanden el crédito, endeudan al trabajador y al gobierno. Destruyen la capacidad competitiva de nuestros trabajadores y nos quitan la posibilidad de generar empleos de manufactura. Los costos de operación de cualquier negocio son insostenibles. No puede haber una economía que pueda crecer en esas condiciones. ¿Porque se empeñan algunos en creer que es solo falta de un buen gobierno?
Contra la dependencia económica colonial, la independencia nacional.
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