Cambios no vistos en 100 años

Por Reynaldo Morales

El título me lo dio el presidente de China Xi Jinping. Cerca de 50 años después desde Deng Xiaoping y pasando por Jiang Xemin, Hu Jintao hasta el actual presidente Xi, China ha experimentado un gran crecimiento económico y sin hacer un solo disparo. Ya desde 1993 se convertía en la tercera economía del mundo y en el 2011 pasa ser la segunda economía hasta el presente dónde se consolida como la segunda en producto nacional bruto (GDP) y primera, desde el 2014, en materia de poder adquisitivo de compra (Power Purchase Parity como se conoce en inglés) lo que se considera como el nuevo método de medir el poder económico. Como ejemplo, es la economía que más compra autos en el mundo y quizás el primer productor, pero lo más asombroso es que posee una fuerza laboral de 748 millones de trabajadores. Se dice fácil, pero lo vemos en cada góndola de tienda por departamento.

Luego de la reciente reunión de Rusia y China, mientras el presidente Putin escolta al presidente Chino hasta la limosina, después del apretón de manos se oye la siguiente expresión de Xi «Se están produciendo cambios que no hemos visto en cien años y somos nosotros quienes los estamos liderando juntos». Esos eventos de cambio son palpables y de gran impacto en la geopolítica mundial. Es la transformación política en el medio Oriente con la reconciliación diplomática de Egipto y Siria, Irán y Arabia Saudita, al igual que Emiratos Árabes, Túnez, Omán y Jordania que anuncian contactos diplomáticos con el gobierno de Bashar Al-Assad. África está invitada a una cumbre de países de ese continente a Rusia y eso preocupa que ya 49 de 54 países se muestran interesados.  

Ya no es raro que yo vea referencias al periodista Tucker Carlson en algunas de mis mejores fuentes de información de lo que sucede en el mundo político y económico. La más reciente de estas aparece en Durden Dispatch del medio digital Zero Hedge. No es que él lo diga, pero se trata del programa del comentarista noticioso más visto en los Estados Unidos. Por lo tanto, su reconocimiento es que el golpe más duro al dólar viene del conflicto en Ucrania y quien lo provoca es el propio Estados Unidos. Él destaca que fue un error imponer a Rusia sanciones económicas que incluyeron la confiscación de sus bienes en dólares de su banco central y eso destruyó la confianza en el dólar como moneda de reserva o ahorros para muchos en el mundo. Ya han bajado de un 72% a 59%. El motivo, convertir al dólar en un arma. Lo que le resulta asombroso a Carlson es que esta noticia, hace ya un año que él mismo la denunció como peligrosa para el dólar, se haya convertido en un hecho sin que tenga valor noticioso para muchos medios importantes aún hoy.

Hace 100 años Alemania estaba sumida en la hiperinflación más grande de su historia producto del endeudamiento en guerras de escaso mérito. Ese servicio a las deudas lo conoció bien Inglaterra desde el 1640 al 1748, que fue cuando se percató de lo que el servicio a la deuda provocaba el alza del costo de vida y la consabida pérdida de competitividad en el mercado de sus productos. Los Rothschild construyeron su poderío bancario gracias al espíritu guerrerista de Francia, Inglaterra y Prusia (hoy Alemania) porque los bancos son los beneficiarios de las deudas. Todo gobierno que se endeuda más allá de su capacidad, por causa de guerras en su mayoría, pierde su puesto de poder económico y político.

Los Estados Unidos llegan a financiar la segunda guerra, como en la primera guerra, cuando aún era la libra esterlina la moneda del intercambio comercial internacional la que predominaba. Es desde la segunda guerra que él dólar pasa a ser la moneda principal de intercambio porque las principales potencias europeas quedaron en ruinas y no fueron condonadas sus deudas como lo esperaban de sus “aliados” en la gran causa. Su aliado le impuso el pago por el “lend and lease” que les dieron a sus socios europeos. Durante las dos guerras, Europa, sus bancos y monedas dejaron de parecer atractivos y seguros para el resto de los mercados emergentes y los Estados Unidos se convirtieron en el depositario del oro del mundo. Este fue el primer empujón al dólar y el segundo fue el petrodólar en el arreglo con los países árabes y en especial con la monarquía de Arabia Saudita en los años 70.

El dólar fue empujado para ser la moneda en la que se hacían préstamos para el desarrollo (Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial). Se presentó como la moneda de comprar el principal recurso energético, el petróleo y por ende también el de alimentos. De modo que adquirir dólares era la manera de garantizar el acceso a los bienes de intercambio y de pagos a las deudas. Los norteamericanos sabían del poder que eso les daba y nunca les preocupó tener una balanza de pagos negativa. Eran más los dólares que salían que los que entraban. Ni aun cuando pasaron a ser la nación que más debía les preocupó que su déficit fuese trillonario. Mientras él mundo deseara dólares ellos los imprimían. Hasta que llegó la tormenta perfecta.

Ya preocupaba que Estados Unidos tuviese una deuda impagable a aquellos que le prestaban a Estados Unidos o compraban deuda que es lo mismo. Tenían sus ahorros de reserva en bonos norteamericanos para que produjeran algo de ganancias mientras no las necesitarán gastar. Cuando la NATO empuja a Rusia hacia la guerra en Ucrania se impulsan unas medidas que estuvieron concebidas como amenazas y no como armas. Ya comenzada la guerra se utilizaron como armas y no lograron sus objetivos porque Rusia es antes que nada un productor importante de materias primas y granos. Frente a esas circunstancias Rusia y China, que conocen de las amenazas de Estados Unidos, deciden estrechar lazos y acelerar sus procesos de desdolarización en el intercambio comercial.

Otros países deciden seguir el ejemplo por temor de tener sus riquezas en una moneda que pierde valor por haber demasiado dinero impreso y que puede ser confiscado por motivos ilegítimos, tanto los dineros públicos como el de los privados. Ante esas circunstancias países como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes, Brasil, Francia, India, Malasia y ahora la Indonesia, que son pesos pesados en el comercio, hacen causa común con Rusia, Irán, Sudáfrica y China en materia de intercambio comercial en otra moneda que no es el dólar.

Súmele a ese factor que para apagar la inflación en Estados Unidos recurren al aumento en la tasa de interés y eso representa para otros países tener que pagar más por un dólar barato lo que los lleva a imprimir más de su moneda nacional con la consabida depreciación frente al dólar. Esto lleva a procesos inflacionarios internos que redundan en empobrecimiento del salario de sus trabajadores y la merma del poder adquisitivo que destruye sus procesos productivos con la recesión. La solución milagrosa es la aceptación de pagos en otra moneda que no sea el dólar en el mercado internacional.

¿Qué le pasa a Estados Unidos? Ahora más dólares regresan del exterior y obliga a un mayor aumento en la inflación y eso requiere otro aumento en las tasas de interés que es lo único que receta la Reserva Federal. El camino a la recesión está pavimentado de deuda y dólares que pueden llegar a valer menos que los marcos alemanes de hace 100 años.

Consejo para los que vivimos en la colonia que idolatra el dólar. Es tiempo de fijar los ojos en el mundo y ser parte con la independencia. Así salva su patria y su patrimonio.   


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