A un año del conflicto

Por Reynaldo Morales

Hace un año Rusia inició lo que llamó una operación militar especial para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania. Eso marcó el inicio de una confrontación de fuerzas en una guerra mundial híbrida entre el bloque de la OTAN, junto a la Comunidad Europea contra Rusia. Las exigencias de ambos bandos despertaron una guerra económica entre el rico norte globalista y el sur global multipolarista de países en desarrollo. Hoy, el norte globalista prolonga el conflicto para complacer las exigencias de los Estados Unidos. No tiene otra explicación el comportamiento del bloque europeo que no sea el complacer porque todos los posibles beneficios económicos de este conflicto los obtienen los norteamericanos y Europa ha estado llevando la peor parte en lo económico.

Ya en anteriores escritos he dicho que Rusia no tenía otra opción que responder a la agresión de la OTAN con la fuerza. Para hacer más obvia esa opción se confiesan los ex primeros ministros, François Hollande de Francia y Angela Merkel de Alemania, de que los tratados de Minsk se firmaron para ganar tiempo para armar a Ucrania. Esto ya lo había afirmado el ex presidente de Ucrania Poroshenko. Por eso era por lo que las sanciones ya estaban prometidas antes del conflicto, pero pocos anticiparon que las víctimas fueran los propios europeos. Una cosa es lo que piensa el burro y otra el que lo ensilla. De modo que esta guerra se hizo para desgastar militarmente a Rusia y joder económicamente a Europa.

A un año de la guerra los Estados Unidos mantienen e impulsan las sanciones de Europa a Rusia incluyendo el desabastecimiento de armas y municiones. Hoy sabemos que los estadounidenses no van a enviar los tanques Abrhams, pero ya consiguieron que los alemanes y demás países europeos envíen los suyos a ser destruidos. Eso no va a cambiar el resultado de la guerra, pero los muy “inocentes” serán buenos clientes para comprar las armas caras de los norteamericanos. Así como ya compran más caros el gas y los combustibles. 

A que aspiran los norteamericanos con esta guerra es poco menos que obvio y es mantener el control económico de Europa y mediante las políticas antiinflacionarias estrangular la voluntad del resto de los países deudores que escojan mantenerse neutrales además del riesgo de las sanciones.

Las mal llamadas sanciones, que no son otra cosa que medidas punitivas unilaterales, esconden el hecho de que el dólar norteamericano sirve de mecanismo para imponerlas porque se había adoptado como el medio de intercambio por la mayoría de los países después de la segunda guerra mundial.

La Banca mundial utiliza una aplicación que le permite a los norteamericanos saber quién compra y quien vende que a quien en dólares. El Srio del Tesoro estadounidense es quien dicta cuándo y a quién permite hacer esos pagos y a quien le “congela” fondos en dólares como castigo por los que ellos juzguen sean transgresiones de sus normas u órdenes. En otras palabras, le quitan el dinero al castigado y le prohíben a los demás hacer negocios con él (persona o entidad). Por eso hoy se desdolarizan los países miembros del BRICS plus.

Como el derecho internacional prohíbe sancionar a países (excepto bajo el artículo 41 del Capítulo VII de las Naciones Unidas) estos castigos se dirigen a personas o entidades para evadir la prohibición. De ahí que sean tan numerosas y con frecuencia utilizan la frase “paquete de medidas” porque son a múltiples personas o entidades. Por eso cuando los denuncian de castigar a Venezuela, Irán, Cuba o Rusia, ellos lo niegan porque sus sanciones no están dirigidas al país o su gobierno como un todo sino a individuos o entidades aun cuando el efecto neto es que se afectan todos los habitantes de ese país. La hipocresía y la crueldad en política exterior del gobierno yankee es notoria.

Hoy es tema de debate la acusación contra China de que hay indicios de que va a prestar asistencia militar a Rusia. Claro, se pretende barrer bajo la alfombra el plan de paz propuesto por China porque esta propuesta le impone responsabilidad a Estados Unidos no meramente con acusaciones sino con datos contundentes. Para desviar la atención sobre el tema se riega como la pólvora la insinuación sin prueba de que China está en planes de asistir a Rusia en la guerra de Ucrania. Son coparticipes de esta guerra económica los medios de comunicación de occidente. Esta es la primera guerra de inteligencia artificial porque las redes son otro escenario de agresiones entre los participantes.

Ejemplo de cómo se maneja la información es el reciente artículo periodístico del renombrado periodista estadounidense Seymour Hersh que de nuevo recibe desde adentro del gobierno norteamericano información detallada de cómo fue que Estados Unidos llevo a cabo un acto de terrorismo contra Alemania y Rusia, además de otros países europeos, destruyendo las tuberías de gas en el mar Báltico. No ha caído muy bien esta información por eso la operación de desviar la atención del público usando los globos meteorológicos disque chinos como un peligroso artefacto de espionaje.

En resumen. A un año del conflicto las mentiras son más grandes. Las compañías de armamentos son más ricas y las multinacionales energéticas declaran enormes ganancias. Hay buenas razones para mentir según los que se benefician de este aniversario. Pero en el pecado está la penitencia.


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