Por Reynaldo Morales

Las colonias son a pueblos geográficamente separados de los pueblos que los administran. Son también étnica y culturalmente distintos, pero se pueden añadir otros elementos como la historia o tener tradición jurídica, política o económica distinta. Claro, todas las colonias se encuentran colocadas arbitrariamente en una situación o en estado de subordinación respecto de la metrópoli. Para alcanzar la plenitud de gobierno propio se requiere la independencia y la soberanía. Tal es el caso de Puerto Rico, que no ha alcanzado su independencia. Ya casi nadie en Puerto Rico se niega a reconocer este hecho, pero aún persisten ciertas contradicciones que resolver.
Una de esas contradicciones es ser anticolonialista y a la vez estadistas. Eso es, como ha dicho en reiteradas ocasiones el ex presidente del partido independentista el Licenciado Fernando Martin, de que no se puede ser vegetariano y estar a favor de comer carne. O como señaló el Profesor Carlos Severino de que no se puede ser anticolonialista estando a favor del imperialismo.
Otra contradicción es pensar que hay que generar desarrollo económico sostenible desde la colonia. Muchos analistas hacen notar que para poder ser independientes necesitamos tener un grado de desarrollo económico tal que pueda hacer posible existir sin depender de la metrópoli. Hay hasta independentistas que así piensan. Aquí es donde se puede apreciar que no conocen que la esencia de ser colonia es ser dependiente. Decía un fundador de la nación estadounidense, Hamilton, que tener poder sobre los medios de subsistencia del otro equivale a tener poder sobre su voluntad. No está en los planes de La Junta colonial ni del Congreso norteamericano perder ese poder sobre la voluntad nuestra. Hay que quitárselo, antes que nada.
Otra contradicción es pensar que se puede acabar con la corrupción en el gobierno colonial. Más aún, se piensa que se acaba con el colonialismo acabando con la corrupción. Abrid los ojos porque la corrupción es más vieja que andar a pie. Sirve de excusa al colonizador para negarle al colonizado gobierno propio e inclusive para hacerle pensar que si ellos no estuvieran no habría quien enfrentará a los corruptos. Ejemplo de esto, el último de los casos en la corte federal de un tal Sixto George. Ahora recuerden que allá está el hijo del actual presidente con un historial delictivo y corrupto que nos deja a Sixto muy chiquito. También pueden ser más sofisticados y como el caso de FTX donde el dinero de auxilio a Ucrania llegaba de vuelta hasta el partido demócrata.
Ahora bien, la peor contradicción es pensar que la independencia nos va a llegar por ley federal. Hay unos embaucadores que nos quieren unir a esos embelecos coloniales congresionales para acabar con la estadidad (para esos descolonizar es estar en contra de la “anexión”). Por eso estoy de acuerdo con el Profesor Carlos Severino, el problema aquí es hablar de estatus cuando hay que hablar de colonialismo. Al carajo con los eufemismos.
La colonia se extingue empezando por proclamar la independencia YA. Que van a tratar de asustar al pueblo con la independencia los colonialistas, pues que lo hagan. Favor que nos hacen. Es necesario hablar de la independencia todos los días. La repetición, la machaca, la insistencia, la perseverancia y el dale con el culo al seto van a hacer el trabajo de desmitificar la independencia más rápido y fácil. Entonces los colonialistas van a pasar de ser los que asustan a ser los asustados.
La independencia de un pueblo es su mejor atributo, su más preciado bien, su sueño anhelado y su razón de ser. Mientras más lucha más vale y ahí no hay contradicción. ¡Que viva Puerto Rico libre!
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