“Lógicamente no es posible someter a la servidumbre a los hombres sin inferiorizarlos parte por parte. Y el racismo no es más que la explicación emocional, afectiva, algunas veces intelectual, de esta inferiorización.”
FRANTZ FANON

Por Carlos R. Alicea Negrón
La visita del presidente de la nación estadounidense a nuestra tierra, revela dimensiones del colonialismo gringo que hay que derrocar para acceder a la posibilidad de crear una nación justa y digna para todas y todos los boricuas.
Intensificando la inherente represión del régimen colonial se implementó un draconiano estado “policial”, violando los derechos humanos a los boricuas en la región sur de nuestra nación.
Autopistas y carreteras cerradas, causando agotadores tapones, familias encerradas en sus hogares, causando la inmovilización de la gente y paralizando toda actividad económica, social, cultural-política, “porque hay que cuidar al amo”.
El tirano colonial ofrece vagas expresiones de solidaridad. Sin asumir la responsabilidad por 120 años de explotación y violencia económica, por los variados intentos de genocidar y asesinar y destruir nuestra gente, y por la sistemática represión de los boricuas que luchan por la independencia nacional, no se puede ser solidario.
La coreografía del engaño nítidamente implementada al hacer la conferencia de prensa al aire libre, no vaya a ser que, en un espacio cerrado, fallara la electricidad. El emperador gringo le reafirma a sus criados, que los interlocutores del poder colonial es el Congreso gringo, los estadounidenses de allá.
El dictador colonial además designa un “supervisor” para el dizque reconstrucción del sistema de energía eléctrica. Este es un espejismo para continuar la privatización del mismo, directriz del sistema financiero-banquero y un clavo más para fijarnos en la cruz colonial por muchos años. Privatización que es uno de los pilares del modelo económico extractivista, inherente al régimen colonial. También es una medida reforzadora del mito de la “inherente” corrupción del boricua, cuando son sus fieles siervos, los que defienden y avanzan la agenda colonial, los que reciben la payola por ser la cortina que esconde a los imperialistas y colonialistas estadounidenses.
Otra dimensión de la farsa fue la convocatoria a los “chulos de la pobreza” del energismo colonialista estadounidense. El paradigma humillante de la caridad ejemplarizado por un escogido grupo de organizaciones creó el espejismo de que los boricuas le importamos, para reforzar la letal narrativa: “que nos haríamos sin ellos”.
Y esa falsa noción de “incapacidad”, de inferioridad, se cristaliza nítidamente al escuchar a una periodista, narrar con apasionada emoción el paso del “entourage” del amo presidencial. Se percibía la incontrolable energía emotiva que abrumadoramente abrazaba la periodista cristalizada en el uso de una palabra en el idioma del invasor estadounidense, del perpetrador del crimen de lesa humanidad que es el colonialismo en Boriken.
No nos queda más que en constancia, militancia y amor continuar el caminar de lucha por la descolonización e independencia nacional de nuestro Boriken. Solo desde la acción concertada y colectiva de nuestra gente, podremos enfrentar la ola de represión y destrucción que avanza el estadounidense imperial con la complicidad de un sector de desnaturalizados boricuas que son los cómplices del violento régimen colonial. Pero no nos doblegarán, a ellos, a ellas, al imperio inexorablemente los vamos a derrocar.
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