Por Carlos R. Alica Negrón

Puerto Rico, invadido y ocupado por los Estados Unidos, es la explotación y apropiación de toda la riqueza ecológica-ambiental es su característica fundamental para sostener el aparato económico estadounidense , haciendo de la colonia un negocio redondo para los Estados Unidos (EEUU).
Es parte de la dominación colonial, un modelo de extracción de riqueza, donde la salud ambiental-ecológica-social, está supeditada al robo que hacen de la riqueza generada por los trabajadores y trabajadoras puertorriqueñas. Y esas estructuras de extracción y explotación económicas están asociadas a una destrucción sistemática del ambiente y los recursos naturales. Esto con las inevitables consecuencias de degradación en la salud de las comunidades y sus entornos ecológicos-ambientales de los cuales son parte. Se reflejan esos daños en la salud en diferentes niveles: a) pérdida de biodiversidad, b) contaminación de aire y sus efectos en la salud de las gente, c) destrucción y degradación de terrenos agrícolas y el encadenamiento a estructuras de importación de alimentos procesados, con profundos impactos ambientales y sus efectos sobre la salud de la gente, que se manifiesta en sobre peso, diabetes, alta presión y otras enfermedades crónicas; d) apropiación y contaminación y destrucción de los amplios recursos de aguas subterráneas; e) destrucción de costas y privatización de playas y destrucción de inmensos comunidades ecológicas costeras y la pérdida de biodiversidad; solo para dar unos ejemplos.
Ante la riqueza ecológica ambiental de nuestra nación, con la colaboración de muchas y muchos colonialistas, primero del PPD y luego del PNP, los EEUU, sus corporaciones, su aparato militar-judicial-policial, han acaparado, han contaminado, han saqueado los recursos ambientales ecológicos, como el agua, superficial subterránea, las costas, los bosques, las tierras agrícolas, los cielos. Buscando controlarlos y utilizarlos para sostener su economía e imponer su dominación económica colonial en Puerto Rico.
Además, ocurre la apropiación y saqueo de la fuerza de trabajo de nuestra gente, con las consecuencias de enfermarlos, emocionalmente, mentalmente, físicamente, y en adición con la exposición a diferentes niveles la contaminación que genera las actividades económicas que sostienen la colonia. Con la exposición a infinidad de contaminantes, en el suelo, agua, aire, para dar unos ejemplos o a negarle el disfrute de las bellezas naturales que reafirmar en el indisoluble lazo natural del ser humano con la naturaleza.
En una colonia es mucho más clara dicha realidad de explotación porque se hace sobre una opresión política que viola y niega la inherente y natural derecho de un pueblo a decidir y tomar las acciones necesarias y fundamentales que garanticen la salud y el bienestar de la gente.
Esa usurpación se da abiertamente y otras veces solapadamente, y hasta disfrazada de medidas ambientales. La realidad es que las leyes ambientales que rigen y se imponen en Puerto Rico, son visiones ajenas a la posibilidad y a la aspiración de una visión colectiva, comunitaria de la vida en nuestra Nación.
Las leyes ambientales, calcadas y copiadas de los EEUU, impuestas se diseñan para validar un proceso ambiental que esconde la explotación a mansalva de los recursos naturales-ambientales-ecológicos en beneficio de las industrias extranjeras y una economía foránea.
Ante esta violencia ambiental, la nación boricua, sus comunidades tienen una rica historia de lucha a lo largo y

ancho del archipiélago nacional. Esa historia ha sido y es fundamental en defender, proteger, reafirmar, el derecho natural de que somos los puertorriqueños los custodios de nuestros recursos ecológicos-ambientales. Y a pesar de las instituciones ambientales, las comunidades han tenido infinidad de victorias, de acciones que resultaron en la protección del ambiente de Nuestra Nación.
Esta es una historia que hay que documentar aún más. Sobre todo recordar e internalizar, cuando hoy enfrentamos una ola de desplazo y colonización ambiental, alimentada y facilitada por un chorro de fondos de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), que responden a grupos y visiones ambientales imperialistas y que desconectan la lucha por la independencia y contra el régimen colonial. Utilizando el argumento de que la lucha ambiental no es política, urgen a esconder, la lucha contra el imperio y la colonia, cuando la raíz fundamental del desastre ambiental en Puerto Rico está relacionada con el modelo económico de extracción y explotación de recursos naturales, inherente a la colonia, a las políticas imperiales de los EEUU.
Esto es inaceptable. El esconder la conexión entre colonialismo y destrucción ambiental en Puerto Rico, es perpetuar la colonia y las condiciones materiales que permiten la extracción y explotación de los recursos ambientales-ecológicos.
De la misma manera que es imposible poder crear una economía sustentable, diseñada para proveer una vida digna, justa donde todas y todos puedan acceder a todos los elementos esenciales que potencian las capacidades de nuestros hermanos y hermanas boricuas, dentro de la colonia. La liberación ecológica-ambiental solo puede ser efectivamente implementada desde el ejercicio de los poderes políticos soberanos, estos solo se pueden ejercer desde la Independencia.
Por lo tanto, un o una boricua que tiene como campo de lucha, proyectos, causas ambientales ecológicas, tiene la responsabilidad de analizar, concretar, avanzar la visión liberadora y transformadora en defensa de las comunidades y su ecología-ambiental, propiciando el entendimiento de la necesidad imperiosa de luchar no solo por la salud ambiental-ecológica de la comunidad, pero de luchar por la independencia nacional y por terminar de una vez y por todas el régimen colonial que tan violentamente asalta y explota el ambiente y las condiciones ecológicas de nuestra nación.
“Aspiremos al “modo comunitario de producción y de la vida, que es la más remota tradición de las Américas, la más americana de todas: pero también pertenecen a los tiempos que vienen y presiente un nuevo Nuevo Mundo. Porque nada hay menos foráneo que el socialismo en estas tierras nuestras. Foráneo es, en cambio, el capitalismo: como la viruela, como la gripe, vino de afuera. “(Las tradiciones Futuras. Eduardo Galeano, El Libro de los Abrazos)
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