Por MOVIMIENTO ÑÍN NEGRON

  Guerras disfrazadas

A principios del siglo veinte, Colombia sufrió la guerra de los mil días. A mediados del siglo veinte, los días fueron tres mil. A principios del siglo veintiuno, ya los días son incontables.  Pero esta guerra, mortal para Colombia, no es tan mortal para los dueños de Colombia:
la guerra multiplica el miedo, y el miedo convierte la injusticia en fatalidad del destino;
la guerra multiplica la pobreza, y la pobreza ofrece brazos que trabajan por poco o nada;
la guerra expulsa a los campesinos de sus tierras, que por poco o nada se venden;
la guerra otorga dinerales a los traficantes de armas y a los secuestradores de civiles, y otorga santuarios a los traficantes de drogas, para que la cocaína siga siendo un negocio donde los norteamericanos ponen la nariz y los colombianos los muertos;
la guerra asesina a los militantes de los sindicatos, y los sindicatos organizan más entierros que huelgas y se dejan de molestar a las empresas Chiquita Brands, Coca-Cola, Nestlé, Del Monte o Drummond Limited;
y la guerra asesina a los que denuncian las causas de la guerra, para que la guerra sea tan inexplicable como inevitable.

Los expertos violentólogos dicen que Colombia es un país enamorado de la muerte. Está en los genes, dicen.

De  Eduardo Galeano en Espejos

             Al pueblo colombiano, inmenso,  indomable que lucha y resiste.  Ante una nueva acción de violencia económica, que emana inherentemente de la violencia política del régimen oligárquico, utilizando  la opresión policial-militar-paramilitar, el pueblo colombiano dijo Basta Ya.

            Iván Duque, hijo putativo del uribismo trató de pagar con la riqueza de  los trabajadores y trabajadoras colombianas, las pérdidas que las clases adineradas de Colombia y las corporaciones foráneas sufrieron a raíz de la Pandemia.   Creyendo al pueblo dormido, presentaron una reforma fiscal que impondrían onerosos impuestos al pueblo. 

            Los neoliberales capitalistas fieles a su ideología de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas, buscaban ejecutar otro atraco más contra el pueblo.  Los colombianos y colombianas dijeron NO.

            En casi dos semanas de manifestaciones y enfrentamientos contra el gobierno de Duque, le ha costado  al pueblo, decenas de muertes y más de 900 heridos y cientos de desaparecidos.  Pero el pueblo resiste y no claudica

Ahora su lucha es contra la salida de Duque y su régimen represor y culpable de violación de derechos humanos.   La mal llamada reforma tributaria fue cancelada.  La lucha de los colombianos y colombianas fue victoriosa.   Ahora la lucha es contra: a)  la  ocupación militar por los EEUU con sus 7 bases militares; b) la violencia que sabotea el  proceso de paz y de reconciliación nacional; c) la continua y constante ejecución de  líderes sociales, comunitarios ambientalistas, por los derechos humanos y ex guerrilleros; d) la violencia de una mal llamada guerra contra las drogas que es un subterfugio para el desplazamiento de las comunidades indígenas, de los campesinos y el desplazamiento y apropiación y mayor concentración de tierras en Colombia; e) la violencia de la apropiación de la vasta diversidad de recursos naturales por parte de transnacionales y corporaciones foráneas; e) la violencia de utilizar como cuña contra la integración continental a un gobierno oligárquico y servil y fiel criado de los EEUU y f) una nueva marejada de acciones económicas que buscan extraer más y más de la riqueza generadas por el trabajador y trabajadora colombianas y entregarlos a las clases adineradas.

Es fundamental y necesario que nosotros y nosotras aquí en Puerto Rico, nos solidaricemos con la lucha del pueblo colombiano. Por justicia, por dignidad hay que apoyar a los colombianos y colombianas.  Apoyemoslos en su  lucha por construir una nación justa y digna.   Pero también esa lucha es nuestra porque en Puerto Rico enfrentamos la misma  violencia. La raíz causal de esa opresión económica,  agravada por la condición colonial, es el colonialismo e imperialismo estadounidense.   Así como en Colombia.

 La lucha del pueblo colombiano restaura cuando sea victoriosa, la reapropiación de la soberanía nacional colombiana sirviendo a los mejores intereses del Pueblo Colombiano. En nuestra nación invadida y colonizada, si la lucha contra la violencia económica-social tiene que partir desde precisamente la concretar la independencia nacional de nuestra nación, del fin del colonialismo, del derrocar el régimen colonial en nuestra nación.

La solidaridad y reciprocidad con nuestra hermana nación Colombiana requiere un compromiso cabal con sus reivindicaciones y con nuestra lucha por la consecución de la Independencia Nacional de Puerto Rico. No hay otra manera de ser consecuente con el pueblo colombiano y su lucha contra el imperialismo y el neoliberalismo si no luchamos por la Independencia Nacional en Puerto Rico.

 Por ello tenemos como nación que denunciar

los crímenes de lesa humanidad que ocurren en Colombia. Por ello,  reafirmamos el  mi compromiso de lucha por la Liberación Nacional. Ambas luchas son necesarias y vitales si aspiramos a derrocar el imperialismo estadounidense que tanta violencia y opresión ha llevado a nuestros pueblos, y que nos permita finalmente la realización de la visión que Martí, Bolívar y Hostos, entre otros, esbozaron para Nuestra América. 

El  Pueblo Colombiano Vencerá

El Pueblo Boricua Vencerá.

Nuestra América Vencerá

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