Una mirada al fiasco del Capitolio Norteamericano

Por Reynaldo Morales

Es una decepción que haya terminado todo el espectáculo con un toque de queda y se van para su casa. La

protesta, que ha sido catalogada como “insurrección” por el presidente electo Joseph Biden, degeneró en un motín que forzó su entrada sin propósito específico al “sacro edifico donde pululan” los responsables de la tragedia que viven la mayoría de los norteamericanos de clase media y pobre.  Para desgracia, de los que participaron de esa desacralización, los que los llamaron a protestar, los abandonaron y los negaron mucho más rápido que Pedro a Cristo. Peor aún, su líder volteó la cara, les desautorizó y los condenó. Pero para no dejar lugar a dudas, los seudo opositores demócratas se lanzan a defenestrarlo, aunque simbólicamente, para salvar sus instituciones de semejante conducta en el futuro; “no debe quedar impune’ gritan algunos. Y desde no puede volver hasta no debe recibir los beneficios de ex presidente son las consignas más frecuentes.

Por otro lado, está el fiasco que han sido el de muchos seudo liberales y hasta personajes que militan en la izquierda que a la hora de la censura, por parte de las plataformas en las redes que pertenecen a oligopolios del capital, la han aplaudido y la han recibido con beneplácito. Esperamos que en algún momento su anti trumpismo ceda ante la contundente realidad de que se ha delegado en entes privados el poder de sancionar la información en las redes. Esta es la privatización de la función del poder público de sancionar el discurso público entregada a un ente que está protegido de responder por daños a quienes afecte gracias a una sección en la ley Communication Decency Act. Eso será objeto de debate extenso una vez se disipe la polvareda de este reguero.

Queda otro fiasco en todo esto y es el papel que han jugado las figuras atractivas de los llamados legisladores progresistas, encabezados por la puertorriqueña Alejandra Ocasio Cortés. Se han lanzado a ser los líderes de la purga, de no solo Donald Trump, sino de los legisladores republicanos, para defender la “democracia y sus instituciones”. Nada más y nada menos que los representantes de los menos representados en ese gobierno de dos partidos que no representan a las vastas mayorías de los que los eligen. Un gobierno, dicho por intelectuales como Noam Chomsky, Thomas Frank y Howard Zinn, que es un gobierno de elites acaudaladas desde los inicios de su historia y que aborrece todo lo popular y hasta condenan el populismo.

A esa democracia de propaganda, a la cual ellos le han arrebatado unos asientos precisamente porque han denunciado la falta de representación de esos sectores empobrecidos y marginados, ellos se dan a la tarea de ser los paladines de su defensa. Son tan novatos y poco perspicaces en política, que no acaban de darse cuenta de que los dejan ser los protagonistas para luego dejarlos en la estacada como los responsables de la reacción impensada, los impetuosos, los poco equilibrados, y porque no, los que constituyen la otra amenaza a la democracia. No ven que de lo que se trata es de un acomodo de los intereses de los grandes donantes y quienes controlan la política en esos dos partidos.  Los republicanos no van a dejar que los demócratas se queden con todo el respaldo y por otro lado el capital necesita de esa otra alternativa que son los republicanos. Por esa razón no los van a aplastar por completo. Es más, el gobierno demócrata necesita a los republicanos y van a equiparar a esa ala demócrata de ser la otra amenaza extremista de la democracia. Su rol debió ser de respaldar las iniciativas de purgas que los derechistas propusieran y criticar lo que dejaran de hacer para castigar a los republicanos o a Donald Trump. Primero porque esa masa de inconformes, fanatizados o no, tiene algo en común con ellos y es que no se sienten representados y, además, como ellos, piensan que es una democracia de vitrina que despilfarra sus recursos. Deben recordar que el 70 por ciento de los que votaron, por ambos partidos, respaldan el “Medicare for All” y al igual que esas, hay otras iniciativas populares que reciben el respaldo de la mayoría votantes de ambos partidos.  En lugar de diferenciarse, debieron buscar las cosas que los unen para ampliar su base.

Y a quienes les exigieran que tomaran la iniciativa de la purga, decirle, que es su pseudo-democracia la que está en peligro y son ellos los que deben tomar las iniciativas para defenderla porque hace falta una democracia verdadera y representativa y es para esos cambios que ellos están ahí.

Este evento ha sido toda una burla de quienes han aplaudido la toma de otros palacios de gobierno en el mundo y que ahora llamen a su propia experiencia una insurrección por una banda de rufianes y maleantes. Es un sin sentido porque los maleantes y bandidos se dedican a vandalizar y a zaquear y eso dista de llevar a cabo acciones de protestas contra gobiernos o tomar edificios.  Debemos recordarles a los norteamericanos que, contrario a lo que ellos piensan, los verdaderos insurrectos son aquellos que precisamente buscan deshacerse de los maleantes y los bandidos.

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