25 de julio del año 2020
Carlos R. Alicea Negrón
Movimiento Ñin Negrón
“La juventud ha de ir a lo que nace, a crear, a levantar a los pueblos vírgenes, y no estarse pegada a las faldas de la ciudad como niñotes que no quieren dejarle a la madre el seno.
José Martí”
Buenos días a todas y todos. A nombre del Movimiento Ñin Negrón y del mío propio,
quiero agradecer profundamente, diáfanamente, a los Coordinadores de las Actividades del Cerro de Mártires, por conferirme el sagrado deber de poder esta mañana compartir unas palabras en conmemoración de los eventos del Cerro Maravilla.
Nos convocamos en solidaridad con la Matria día a día en el compromiso cabal de liberarla. Recio pueblo este, que a pesar de los pesares, ante la violencia sistematizada de un imperio ruin, de un imperio mendaz, ha sabido con luz y amor, resistir, forjar un profundo sentimiento de nacionalidad, que nos declama la verdad innegable de que somos una Nación. Una nación que camina y que continuará su peregrinar hacia la gloriosa cumbre de la libertad.
Aquí en esta mañana, nos convocamos en un cantar de admiración y amor. Sí, amor. Y citando al Che “Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad” Porque si hemos de recordar a Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado, tenemos que honrarlos y conmemorarlos desde el amor.
Estos dos gloriosos seres, estos hermosos, valientes, militantes jóvenes, se levantaron a la altura de un amor indomable por esta nación que amaban y en una ofrenda de luz, de valor y sacrificio, fueron en su gesta, luceros luminosos de la Matria y su lucha por la independencia nacional. Y el que hayan sido emboscados por los cipayos de la mentira, de la injusticia, del terror, nunca podrá empañar el amor sagrado que irradiaba sus humanidades, amor por esta tierra nuestra, que por defenderla, perdieron su vida…
Pero no debe sorprendernos esto, porque las marejadas de la lucha, de la confrontación contra el imperio, están fecundadas por los vientos perseverantes de la juventud. Fueron jóvenes valientes y audaces, Elías Beauchamp e Hiram Rosado, los que ajusticiaron al Coronel Riggs ante sus acciones terroristas contra el pueblo puertorriqueño en general y contra los hermanos y hermanas nacionalistas en específico.
Fue un joven, a su tiernos 23 años, que bajo la dirección sagrada de Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, en colectividad con sus compañeros, acudió al llamado de la Patria, al compromiso cabal de defenderla, de ensalzarla en este caminar que nos conducirá inexorablemente a la concretar su liberación e independencia nacional.
La gloriosa heroicidad de lucha por la liberación de los pueblos, está encumbrada en las energías audaces de los jóvenes. La bendita gesta de liberación de Puerto Rico, su historia de resistencia, de creación, siempre ha estado abrazada por el fuego indomable de los jóvenes que en su tiempo asumen el compromiso de libertad de su pueblo. Jóvenes que evolucionan, que maduran a ser los sabios luchadores que comparten sus vivencias y sus experiencias en sostener el caminar inclaudicable hacia su liberación.
Sí, nuestros Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado fueron asesinados en este cerro, pero es innegable que dentro de la oscura agenda de sistemática violencia colonial, el sol de tu gesta, de su sacrificio, brilla incólume como uno de los gloriosos actos de desafío contra el colonialismo en Puerto Rico.
Hay quienes señalan a estos jóvenes meramente como idealistas engañados. Eso es un mezquino señalamiento que oscurece la esencia vital que guío a estos jóvenes a contribuir un granito de arena en la lucha por la independencia nacional de nuestra Matria.
NO LOS DESDEÑEN. LA ACCIÓN DE ARNALDO DARIO ROSADO Y CARLOS SOTO ARRIVÍ FUE OFRENDADA DESDE EL AMOR, DESDE LA VALENTÍA, DESDE LA ESPERANZA DE CREER FIRMENETE EN LA ENERGÍA DE LIBERACION DE UN PUEBLO AL QUE AMABAN Y QUERIAN ENCAUZAR EN ACCIONES QUE AVANZARAN EL DERROCAMIENTO DEL VIL Y OPREPSIVO RÉGIMEN COLONIAL QUE LO ASOLA.
Cómo nos enseñó Martí: “Esta juventud entusiasta es bella. Tiene razón, pero aunque estuviera equivocada, la amaríamos…” Y ese entusiasmo, ese arrojo de estos dos jóvenes, aunque pudieron estar equivocados, hay que amarlos, los amamos.
Fueron esa oda a la esperanza que voló en una fugaz inmortalidad de acción que derramó luz ante las fuerzas malsanas del terrorismo imperial y su luminosidad fue ensalzada y abrió los ojos al pueblo con el paso del tiempo, con otro ejemplo más de cuan violento y cruel es el imperio.
Pero, ¿quiénes eran estos jóvenes?
Arnaldo Darío Rosado nació un 23 de noviembre en el 1953. Sus padres fueron Pablo Rosado y Juana Torres Aymat. Obrero. Autodidacta. Poeta. Ensayista. Desde muy joven fue luchador por la independencia de Puerto Rico. Era esposo y padre. A quien fue su esposa, la saludamos, Ángela Rivera. A su hijo, Manuel Lenin Rosado Rivera, le abrazamos en solidaridad…Su sacrificio lo admiramos y lo honramos. Cuanto le debemos. Debemos recordarnos en esta instancia que a Ángela, que a Manuel Lenin, esta patria, este pueblo tiene una deuda impagable de solidaridad para con la memoria de su amado esposo y padre, y sería mezquindad no reconocer, apoyar y ser solidario con estos seres humanos que perdieron a un ser vital en su vida, ofrendado en el altar de la lucha por la Matria.
Carlos Soto Arriví, nació el 8 de diciembre del 1959. Sus padre fue Pedro Juan Soto y su madre Rosa Arriví. Tenía un hermano Roberto Alfonso. Multilingüe. Amante de la literatura. Escritor. Sus raíces de lucha por la independencia comenzaron en la Escuela Superior. Saludamos a Roberto Alfonso, honramos y nos solidarizamos con su sacrificio, con la ofrenda de amor que su familia dio a su Matria.
No nos equivoquemos, la gesta, de estos tiernos granos de maíz, de estas luminosidades, fue también, es también la ofrenda de vida de su familia, de sus amigos, de sus amantes, es la gesta de un pueblo. Y debemos con valentía y serenidad, recordar y reafirmar que la conmemoración de Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado es inevitablemente la conmemoración, es honrar, es reconocer el amor que le tenían a Puerto Rico, que es el amor que le tenían a su familia, a su esposa, a sus hermanos, a sus hijos.
Y eso es el pueblo. Y esa es la raíz esencial de esta lucha por la independencia de Puerto Rico.
Así que en esta mañana, en este cerro invocamos la luz de sus espíritus, el alba de su perseverancia, de su amoroso desprendimiento y reafirmamos que hemos incasablemente continuar esta marcha, de concretar la construcción de esta nación libre y soberana por las cuales estos revolucionarios humildes, idealistas, luminosos luchadores, se dieron sin dudar, a fructificar en una acción que inspirara al pueblo en la lucha y a estas generaciones Nuestras.
Hemos de caminar con militancia y reafirmamos el deber de este pueblo, su derecho a utilizar todas las herramientas de lucha disponibles para avanzar el sagrado derecho a la independencia. Que nos guie el amor desprendido, la humildad de corazón, la energía indomable del espíritu que guío a estos jóvenes a no vacilar en actuar en favor de la Patria. Tengamos claro que somos hermanos y hermanas que creemos en el pueblo y en su innegable derecho a la libertad, a la justicia, a la independencia nacional.
Carlos Soto Arriví, Arnaldo Darío Rosado, a ustedes a sus familias los saludamos. Los conmemoramos. Los recordamos. Y los emulamos en su energía de lucha y de creación desde las trincheras diversas del amor matrio.
Carlos Soto Arriví, ¡Presente!
Arnaldo Darió Rosado ¡Presente!
Viva Puerto Rico Libre…
“Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible” “Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.” Ernesto Guevara
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