Por: Carlos R. Alicea Negrón
El anuncio sobre la propuesta privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica, nos
presenta una oportunidad para refinar y analizar desde la perspectiva del pueblo, desde sus diversidades, trabajadores, estudiantes, educadores, amas de casa, etc., la visión propia y necesaria para establecer una política energética para Puerto Rico.
La AEE, bajo el contexto político actual, ha sido desde nuestra perspectiva una oportunidad perdida. La AEE ha sido secuestrada, castrada, en su potencial de ser un pilar para el desarrollo económico de la nación puertorriqueña. El potencial, las posibilidades de ser pilar de desarrollo económico solo podrá concretarse efectivamente dentro de un marco de nación libre y soberana. Dentro del contexto actual colonial, y peor aún dentro de una AEE privatizada bajo el actual régimen colonial, no puede y no podrá servir la AEE al desarrollo económico de Puerto Rico. Por lo tanto la oposición a la privatización tiene que ir de la mano como un proceso fundamental de lucha para la descolonización e independencia de nuestra Nación.
La AEE fue concebida dentro de un régimen colonial como una manera de dar cobertura y legitimar el disfraz de la colonia. Con el subterfugio de que el liderato del PPD y su alianza con el gobierno estadounidense representaba precisamente un avance dentro de las limitantes condiciones coloniales en contrapeso con la creciente ola nacionalista independentista en ese momento histórico. Así que su concepción como corporación pública fue y ha sido atada a los objetivos y meta de sostenimiento del colonialismo en nuestra tierra. Un bien fundamental como la producción de la energía eléctrica, ha sido atado a concebirse siempre como manera a un crecimiento económico ajeno, que beneficie a las corporaciones de los Estados Unidos. Que beneficie los intereses de dominio y monopolio político de los partidos coloniales asimilistas.
Esto se hace más patente con el diseño de la red de generación de energía eléctrica concentrada dentro del contexto del uso de combustibles fósiles. Siempre respondiendo a los intereses y visiones económicas que dan ventajas a los intereses foráneos. Eso se establece en la larga historia de contaminación a cuerpos de agua superficiales, subterráneos y de aire en las comunidades en las que se establecieron las facilidades generatrices; esto se hace patente en los ataques para establecer nuevas facilidades generatrices basadas en un combustible tan contaminante como el carbón; y la propuesta de utilizar basura para generar electricidad que es uno de los menos eficaces maneras de generar la misma; obviando el desarrollo de fuentes renovables de generación de energía.
A pesar del secuestro de la AEE se lograron a nuestro haber dos logros fundamentales:
- a) la electrificación de todas las comunidades, no importan cuan lejanas estuvieran;
- b) la semilla de una de las uniones de trabajadores y más militantes e importantes en la historia de la lucha de los trabajadores en nuestra nación.
Pero la historia demuestra que luego de que pasada la coyuntura histórica que justificaba el que estos espacios dentro de la colonia florecieran, han sido atacados, minados, deslegitimizados, para buscar recuperar lo que cedieron como “victorias” para el pueblo en esa época. Por ello en la coyuntura histórica de hoy, este proceso de privatización se atiza como parte fundamental de volver a lo que era antes.
LA producción de energía eléctrica tiene que estar en manos del pueblo, pero debemos concebirla desde la derogación de la colonia. Y las políticas energéticas para un pueblo deben partir desde la premisa de que ese bien fundamental es un derecho humano, que en el caso particular de Puerto Rico, la colonia es causa de esa violación al derecho humano de la energía. Y que dentro de la colonia, el pasar la AEE a manos de entes privados, lo que hace es agravar aún más la situación de violación del derecho al pueblo a tener acceso a una energía producida de acuerdo a los principios de la justicia, la dignidad de todas y todos los puertorriqueños.
Las políticas energéticas tienen que estar guiadas por unos principios fundamentales, estos son:
- a) Las estrategias de energía para la nación tienen que tener con el objetivo primordial que las mismas sirvan como vehículo para garantizar que todas y todos puedan alcanzar una vida digna, justa, saludable;
- b) Las estrategias de energía para la nación tienen que servir como puntales para promover, crear y sostener una sociedad y economía ecológicamente sustentable;
- c) Las estrategias de energía para la nación tienen que servir como puntales para promover, crear y sostener reciprocidad con las condiciones geográficas, ambientales del archipiélago boricua y de la región Caribeña;
- d) Las estrategias de energía para la nación tienen que servir como puntales para promover, crear y sostener una red energética integrada con la Región Caribeña, sosteniendo desde el punto de vista de la Energía la visión de la Confederación Antillana que visualizaron y avanzaron Martí, Hostos, Betances.
Si bajo un estado colonial, estos principios no pueden ser alcanzados, porque es fundamental la soberanía política para encausar la política energética para y por el pueblo, menos se puede alcanzar estos principios con una AEE en manos privadas bajo un régimen colonial. Aquí aplica el refrán que es ir de Guatemala a Guatapeor.
Ahora si usted busca razones fuera de lo que considera “la inconveniente política del status,” sepa que los argumentos utilizados para poner en manos privadas la AEE son todos fatulos.
Veamos:
- a) Bajaran los costos de energía: En los EEUU el costo promedio de kilovatio hora para las compañías de electricidad públicas son las más bajas que las privadas.
- b) Habrá libre competencia: La realidad es que en los EEUU las compañías eléctricas se reparten regiones por lo que no hay libre competencia entre compañías de electricidad.
- c) Se acabara la politiquería: Lo cierto es que dentro del régimen de financiamiento de campañas políticas de los EEUU que rige a Puerto Rico, no hay límites en las donaciones a políticos que las corporaciones pueden hacer. Por lo tanto si la producción de energía eléctrica está en manos de compañías privadas, lo que lógicamente va a ocurrir es más inversionismo político, no menos.
- d) Los altos costos del kilovatio son muy altos en PR comparado con los EEUU: esta comparación siempre se hace comparando chinas con botellas. Puerto Rico que es un archipiélago no puede ser comparado sus costos de producción con un continente, donde la red está conectada y que hasta produce gas los combustibles que se utilizan para generar energía. Cuando se compara el costo de energía con Hawaii e Islas Vírgenes, el costo de kw hora en Puerto Rico es más barato que esto dos lugares.
- e) El alto costo de la energía es salarios y beneficios de los trabajadores unionados: La actual administración colonial acaba de someter a la corte de quiebras un informe donde estipula que con todo y los ayudantes especiales y ñames y batatas políticas que nombran en los puestos gerenciales de la AEE, los costos laborales de esta apenas alcanzan el 8% de los gastos de la Autoridad. El promedio en las compañías privadas para este reglón es de un 20%.
- f) La AEE No tiene los recursos para actualizar la tecnología de generación y distribución: La inversiones requeridas para este proceso de podría dar si se tomara la valiente decisión de desconocer la mal llamada deuda de la AEE, que bajo el régimen colonial es ilegal, odiosa e inmoral, se eliminen aquellos subsidios que se le ha estado otorgando a las megatiendas, corporaciones foráneas y se destinen estas asignaciones para la transición hacia las tecnologías renovables, solar, principalmente se puede avanzar en esta dirección. Hay que destacar que para poder empujar esta visión es necesario la soberanía política e independencia nacional que nos daría la posibilidad de implementar una política pública energética para beneficio de nuestra gente,
La única manera de tener una verdadera oportunidad de rescatar la AEE para que se pueda concretar la misma a plenitud como pilar de la nación, es avanzando y trabajando para la descolonización y liberación de nuestra nación. Oponerse a la privatización de la AEE, es un paso en esa dirección. Pero hay que deslindar claramente que la política energética que permita lograr que se cumpla con el principio de que la energía se trate como un derecho fundamental del pueblo, no se ha logrado y no se puede lograr con una AEE dentro del régimen colonial. Hay que ir más allá.
Los modelos existen a lo largo y ancho de naciones hermanas que han vislumbrado como zapata primordial las alianzas entre la comunidad, los trabajadores orientando el uso y manejo de la energía desde los principios de la salud ecológica-ambiental de las comunidades y las regiones. Por ello necesitamos avanzar una política energética para el pueblo y desde las comunidades. Dentro de esta visión de justicia e igualdad en relación a la energía eléctrica, la privatización de la AEE es incompatible. La decisión está clara:
POR UNA POLITICA ENERGÉTICA DESDE EL PUEBLO
Y PARA EL PUEBLO
LA COLECTIVIZACIÓN DE LA POLÍTICA ENERGÉTICA
NO A LA PRIVATIZACION Y ROBO
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